El espectáculo "Fantasía ecuestre" reúne a más de 13.000 personas en el estadio Chapín de Jerez La actuación de los caballos andaluces se combina por primera vez con música en directo
El espectáculo Fantasía ecuestre, presentado por la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, no defraudó a nadie. Más de 13.000 personas se dieron cita en el estadio Chapín de Jerez, que registró una entrada histórica en una gala en la que el principal protagonista volvió a ser el símbolo jerezano por excelencia, el caballo, aunque en esta ocasión no fue el único. Por primera vez, el tradicional Cómo bailan los caballos andaluces estuvo acompañado en directo por una música de ensueño, la compuesta para la ocasión por el gaditano Manolo Carrasco. Con una sincronización perfecta entre jinete y caballo, y con los acordes de las piezas interpretadas por casi un centenar de músicos, esta gala, propia del siglo XXI se convirtió en un despliegue de belleza y ritmo que encandiló a la multitud. Más de 150 personas, entre jinetes, mozos y colaboradores, además de 80 caballos de la Escuela, participaron en un acontecimiento que, según sus responsables, "marcará un antes y un después de uno de los principales reclamos turísticos de la ciudad". El momento más emotivo de la noche llegaría al final, cuando el caballo Evento, el principal símbolo de la Escuela, montado por Ignacio Rambla, era despedido en su última actuación, una retirada con todos los honores para un ejemplar que ha sido santo y seña del deporte ecuestre español y de la institución jerezana. Ignacio Rambla, director artístico, le colocó a Evento, cedido por la Jefatura de Cría Caballar de la yeguada, una herradura de laurel como reconocimiento a su gesta. Tras el acto y con el estadio a oscuras, se procedió al lanzamiento de fuegos artificiales, que sirvió para poner punto y final a la gala. Una vez concluida, Rambla, especialmente feliz, reconoció que "he pasado muchos días de nervios, porque el reto era muy grande, ahora me siento muy orgulloso de trabajar aquí y del público, que ha vibrado esta noche". Para el director artístico de la institución andaluza, la retirada de Evento "ha llegado en su momento; ésta era la ocasión para decirle un hasta luego, porque no se jubila, ha dejado un buen relevo como su hijo, Invasor IV, y, a partir de ahora, enseñará a otros caballos". Para el compositor y pianista Manolo Carrasco, "ésta ha sido la culminación de un año de trabajo. Era muy difícil la música en directo y los caballos, ya que esto no se había hecho nunca, y todo ha salido muy bien". Su admiración por estos ejemplares equinos ha sido determinante a la hora de componer la música; "me tuve que aprender los movimientos de los caballos, luego me fui a Londres para grabar con la Royal Filarmonic y, tras un año muy duro para mí, ahora puedo decir que ha merecido la pena". El director musical de Fantasía Ecuestre supo crear los compases justos, los ritmos más acordes para cada actuación y una melodía que fuera de lo más sugerente. La música estuvo dividida en dos partes, una de doma clásica con 80 minutos, y otra, para la doma vaquera, compuesta con 30 minutos de flamenco. Echando la vista atrás, Manolo Carrasco recuerda cuándo llegó a Inglaterra: "Aterricé allí con un montón de papeles bajo el brazo, no sabía por dónde empezar ni cómo iba a resultar, que era un año de mi vida y mucha responsabilidad, pero al final ha resultado ser una experiencia única que nunca podré olvidar". El estadio Chapín, que será sede principal de los Juegos Ecuestres Mundiales del 2002, se convirtió por unas horas en un escenario ideal para que los profesionales de la Escuela ofrecieran de una manera más brillante una gala que difícilmente se podría haber realizado en su habitual escenario, el picadero del Recreo de las Cadenas. Fin benéfico La velada tenía un objetivo benéfico, la recaudación de fondos para la construcción del centro geriátrico San Juan Grande, que se pretende hacer en la ciudad. Con Fantasía ecuestre, la Real Escuela desemboca en el siglo XXI y potencia aún más uno de los principales espectáculos que Jerez ofrece al turista. Para el próximo milenio, sus responsables pretenden ofrecer una imagen distinta acorde con los nuevos tiempos que se avecinan, por lo que esta gala servirá como símbolo y referente de la futura institución. Los dirigentes de la Escuela han manifestado que "aún quedan muchas cosas que ofrecer al público, muchos proyectos para vender al mundo, con una exhibición que ya está consolidada y que debe ser más internacional".
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