Quejas en Lleida por la proliferación de cigüeñas
Muchos leridanos se alegraron hace 10 años al comprobar que el programa puesto en marcha por el Departamento de Agricultura para que las cigüeñas volvieran a formar parte del paisaje urbano había sido un éxito. En este momento ya no se teme por la extinción de esta entrañable ave, ya que se ha reproducido de tal manera que su presencia en estructuras metálicas y monumentos de la ciudad de Lleida es un motivo de preocupación. La Asociación de Vecinos del barrio de Sant Llorenç, en el centro histórico, ha elevado sus quejas al Ayuntamiento y al Departamento de Agricultura porque la proliferación de cigüeñas en esta parte de la ciudad está ocasionando muchas molestias. La mayoría de las quejas se refieren a la suciedad y a los daños causados en los edificios, principalmente en el campanario de la iglesia románica de Sant Llorenç, en la catedral y en la torre de comunicaciones de Telefónica. Algún vecino ha llegado a tal grado de irritación que ha decidido combatir el problema destruyendo los nidos, algo que está completamente prohibido porque se trata de una especie protegida. Josep Boneu, presidente de la entidad vecinal, considera que el problema es insostenible. Alega que en los dos últimos años el número de cigüeñas se ha quintuplicado. "Los excrementos de éstas ensucian las terrazas y las aceras, y causan problemas a las personas que asisten a las bodas de la catedral y de la iglesia de Sant Llorenç". Boneu se ha dirigido a las administraciones para exigir medidas que reduzcan la colonia de cigüeñas sin que ello signifique su eliminación. "Antes teníamos el problema de las palomas y no pudieron con ellas. Lo que sucede ahora con las cigüeñas es exagerado", indica. El Ayuntamiento le ha dicho que el problema no es de su competencia y el Departamento de Agricultura aún no le ha contestado. El obispado de Lleida solicitó hace dos años a Medio Natural que controlara el número de nidos en el tejado de la catedral por el peligro que representaban para la seguridad de los fieles y para la estructura del edificio. Cuando se realizaron trabajos de limpieza del templo se retiraron los nidos de las cúpulas y se colocaron obstáculos metálicos para impedir que fueran reconstruidos. Sin embargo, todas las medidas que se han adoptado hasta la fecha para frenar la proliferación han fracasado. Hace unos años se instalaron nidos artificiales fuera de la ciudad, pero las cigüeñas no se adaptaron a ellos y continuaron en el lugar en el que nacieron. Lo curioso del caso es que la mayoría de estas aves se ha adaptado a las duras condiciones climáticas de Lleida y ya no emigra cuando llegan los primeros fríos.
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