Más de un millar de voluntarios rusos se ofrecen para combatir en Daguestán
Los enfrentamientos entre los rebeldes integristas de Daguestán y las tropas rusas continuaron ayer, mientras éstas siguen preparando el lanzamiento de un masivo ataque con el objetivo de aplastar a los separatistas que el fin de semana pasado se apoderaron de varias aldeas montañosas y que el martes declararon un Estado islámico independiente. Los rusos volvieron a utilizar la aviación para bombardear las posiciones de los extremistas musulmanes, contra los cuales ayer entraron en combate los primeros destacamentos de voluntarios daguestanos.
El viceministro del Interior, Mijaíl Kolésnikov, dijo en Majachkalá, la capital daguestana, que las bajas de las tropas federales han sido de 10 muertos y 27 heridos, al tiempo que subrayó que entre los rebeldes eran mucho mayores: decenas de muertos y cientos de heridos. Según Kolésnikov, el distrito de Tsumadín ya está prácticamente libre de rebeldes, y sólo en la aldea de Tandó un destacamento de extremistas se había hecho fuerte. Horas después de estas declaraciones, Tandó, que según Moscú ha sido abandonada por la población local, fue bombardeada por la aviación. Sin embargo, al término del día, los soldados rusos no habían entrado en esa aldea.Los primeros destacamentos de voluntarios daguestanos fueron enviados ayer a la zona de combates. Ya son más de mil los hombres que se han inscrito para ir a luchar contra los separatistas musulmanes. Este movimiento de voluntarios, según algunos observadores, puede crear serios problemas en Daguestán, ya que después será difícil quitarles las armas que ahora se les ha dado para combatir a los integristas. Por lo demás, existe también el peligro de que muchos se inscriban con el fin de obtener un fusil y después pasarse a las filas de los rebeldes. Sin embargo, las autoridades daguestanas aseguran estar realizando un selección muy severa. Según estimaciones de Viacheslav Ovchínnikov, comandante de las tropas del Ministerio del Interior y jefe de la campaña contra los separatistas, los guerrilleros son cerca de 1.200 y disponen no sólo de Kaláshnikov, sino también de lanzagranadas, morteros, armas antiaéreas e, incluso, de unos cuantos blindados. Ovchínnikov aseguró que habían destruido dos tanques y varios antiaéreos de los rebeldes.
Pero el legendario general Shamil Basáyev -que ayer fue elegido "emir militar de las fuerzas unidas de los muyahidin de Daguestán" por la Shurá o Consejo Supremo islámico- desmintió estas informaciones. Según él, las bajas han sido muy pocas, y el martes sólo tres muyahidin perecieron, entre ellos, un jordano. Basáyev asegura controlar 14 localidades en Daguestán y haber destruido un avión, cuatro helicópteros y nueve blindados rusos. También se jacta de tener rodeados a dos batallones. Basáyev nombró a Jattab, guerrillero que se hizo famoso durante la guerra ruso-chechena, "comandante del Ejército islámico en Daguestán". Jattab, extremista que llegó al Cáucaso desde Jordania, amenazó ayer con tomarse Buinaksk, centro ubicado a sólo 41 kilómetros al suroeste de la capital y cuya caída tendría un valor simbólico para los caucasianos, quienes durante su rebelión a mediados del siglo pasado no lograron conquistar la fortaleza rusa que allí había. Basáyev, por su parte, advierte de que "si Rusia no se va voluntariamente de Daguestán, los muyahidin la obligarán a hacerlo".
Optimismo político
Mientras tanto, en Moscú, los dirigentes mantienen un moderado optimismo con respecto a la crisis caucásica. Ígor Serguéiev, ministro de Defensa, declaró ayer que la situación "continúa siendo compleja, pero sin tendencia a empeorar". Vladímir Putin, el jefe de Gobierno en funciones, discutió la situación creada con los dirigentes del Consejo de la Federación, la Cámara alta del Parlamento ruso. Al término de la reunión, Putin señaló que no considera necesario declarar el estado de excepción en algunos sectores de la frontera daguestano-chechena, ya que la situación "muestra tendencias positivas".Putin también mantuvo reuniones para buscar apoyos en la Duma Estatal, que el próximo lunes deberá votar su ratificación como primer ministro. El presidente Borís Yeltsin dejó ayer por unas horas su residencia en las afueras de Moscú para pasar un "examen de rutina" de su espina dorsal. Yeltsin ha tenido problemas en la espalda desde que en 1990 tuvo que ser operado en España después de un brusco aterrizaje de su avión.
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