SIERRAS DE FRIGILIANA Senderismo para principiantes
Es una ruta modesta, sin grandes panorámicas, pero tiene sus ventajas: es cómoda e ideal para principiantes, para ir con los peques o para entrenar las piernas de cara a resistir mayores desafíos. Tiene además su aliciente: caminar por el lecho pedregoso del río Higuerón, que discurre encajado entre montes. El paraje está ubicado en las estribaciones de la Sierra Almijara (Cordillera Bética), dentro del término municipal de Frigiliana (Málaga) y muy cerca del límite con la provincia de Granada. La sequía se nota en cada palmo del terreno. La vegetación está reseca, ávida de agua. Aún así, vale la pena embarcarse en la caminata a primera hora de la mañana o aprovechando el fresco de la tarde. Hay que bajar desde el pueblo, por una callejuela que sale a pocos metros de la plaza del Ingenio. Al principio, el camino resulta algo soso, pero va sumando encanto a medida que se asciende río arriba, hacia el término municipal de Cómpeta, donde tiene su nacimiento. Durante el primer kilómetro el lecho está seco porque una alberca recoge su modesto aporte hídrico para el riego de las huertas circundantes. Paisaje reseco La falta de lluvias es patente. El estanque está a un tercio de su profundidad habitual, según atestiguan unos bañistas que son habituales del lugar mientras dan cuenta de un reparador almuerzo. Unos metros más arriba de la alberca, el río ya lleva agua. Aunque este año la sequía ha mermado su caudal, habitualmente el curso fluvial es modesto. Ahora lleva unos 15 centímetros, los suficientes para que su arrullo acompañe todo el trayecto. El murmullo del agua y el cantar de las chicharras son todo lo que se oye en varios kilómetros a la redonda. A veces, eso sí, algunos adolescentes motorizados rompen por un momento el bucólico sonido del campo. Otro kilómetro más arriba hay un amplio poyete de hormigón y barbacoas que invitan a hacer un alto en el camino. Pero es preferible seguir un poco más, hasta un recodo en el que hay mesas de madera y otro puñado de barbacoas. Un pinar garantiza la sombra, si se escoge la intempestiva hora del mediodía. Pero si el cuerpo no está para caminatas y se prefiere simplemente disfrutar de un arroz o una comida al aire libre, se puede llegar hasta este punto en todoterreno, en una moto preparada para desplazarse sobre los cantos rodados del lecho del río o en un vehículo al que no dé pena castigarlo un poco. Entre la vegetación predominan las adelfas, los juncos, el pino carrasco, los helechos, el romero y el tomillo. El águila real, el halcón peregrino, la lagartija, la cabra montés y la perdiz roja son los animales más comunes, aunque pocos se dejan ver. En cambio sí es posible toparse con un pastor arreando cabras y ovejas en busca de algunos pastos que hayan sobrevivido a la escasez de agua. Es el caso de Antonio García, que dice que tiene mucho trabajo y pocos ingresos. Las cascadas que bajan por las laderas sirven de improvisado abrevadero para sus animales. La ruta no es demasiado concurrida, pero eso no quita que hasta aquí lleguen algunos japoneses dispuestos a disfrutar del aire libre y a demostrar que están por todo el mundo. Aguas abajo el trayecto es más corto y acaba en el río Chillar, que desemboca en el mar. El paseo merece una incursión por la cueva Oscura o la de los Murciélagos. Para un mejor disfrute de la ruta sólo caben dos recomendaciones: guardar un poco de fuerza para la cuesta final a la hora de volver y relajarse después con un paseo por el trazado morisco del pueblo. Datos de interés Se llega por la N-340. Desde Málaga, hay que coger la carretera hacia Frigiliana, poco antes de llegar a Nerja. Desde Granada, el desvío queda a la derecha, unos kilómetros después de las cuevas nerjeñas.
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