¡Qué raro!
¡Qué raro! Cada vez que un país conoce problemas de paro, los primeros en ser inculpados de ese problema son los extranjeros residentes en ese país.¡Qué raro! Cada vez que un país conoce problemas de paro, aparece el problema de los ilegales que entran en él, y luego se informa de que se utilizarán todos los medios para parar esa plaga (¿por qué no utilizar alambres y vallas electrificadas, o, aún mejor, un muro con miradores para solucionarlo?).
Estas últimas décadas hemos podido ver, en diferentes encuestas publicadas por diversos periódicos europeos, que España era uno de los países más acogedores de Europa y del mundo. Claro está que lo que no decían las encuestas es que nuestro país es uno de los que conoce la tasa de extranjeros más baja (al contrario, España era más bien proveedora de emigrantes, o de mano de obra barata). Pero, desde que "España va bien", nos hemos dado cuenta de la plaga extranjera.
Yo mismo he sido emigrante español en Suiza durante 25 años (hace uno que regrese a España). He conocido personalmente de lo que es capaz la xenofobia y me indigno hoy de encontrarla en mi país.
Quiero sólo decirles a esas cabezas sin pelos (y probablemente sin cerebro) que si, según ellos, la solución al paro es echar fuera de nuestro país a todos los extranjeros, se tendrá, por supuesto, que repatriar a todos nuestros emigrantes, con lo cual os pregunto: ¿qué se ganaría económicamente?
Aprendamos de una vez por todas a ser tolerantes, y no olvidemos que todos somos hijos de la emigración.-
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