"Me preocupa que nazcan guetos excluyentes de extranjeros ricos"
El abogado Francesc Antich (1958), del PSOE, preside desde hace dos semanas las Islas Baleares. Dirige un novísimo gobierno arco iris en el que están socialistas, nacionalistas del PSM, ecologistas de Els Verds y neocomunistas de IU. Antich avanza que contará con el PP -partido mayoritario y única voz de la oposición- en los organismos e instancias regionales.Pregunta. ¿Cómo afronta el PSOE este Gobierno multicolor?
Respuesta. Es un Gobierno plural, con unidad de acción. Como socialista busco la mayor cohesión posible en mi sociedad. Ahora no puedo aplicar mi proyecto total pero avanzo hacia él. Los partidos no pueden encastillarse y han de asumir la cultura del equilibrio y los pactos. La sociedad es diversa y complicada, plural y heterogénea. P. ¿Ve exportable este pacto de izquierdas, nacionalista y ecologista?
R. Los partidos han de compartir. La experiencia puede ser transportable: en Cataluña, Aragón, en el norte, existe una cultura pactista. Y en el sur, IU ha entendido que el distanciamiento no lleva a ninguna parte. Los maximalismos, de todo o nada, han caducado.
P. Su Gobierno estrena el primer consejero verde de España.
R. Los esfuerzos de los aliados han sido muy meritorios pero los de Els Verds, más. Su presencia es reveladora. Siempre habían estado "en plan ONG", reivindicativos, ajenos al decidir y mandar.
P. ¿Cómo va a tratar al PP?
R. El PP tendrá representación en organismos autonómicos. Puede molestar a progresistas que demos al PP aquello que siempre nos negó: voz e información. Nosotros lo exigíamos y seremos coherentes.
P. El PP dice que es la mayoría, el 44% de los votantes.
R. Han tenido un gran fracaso: con 28 de los 59 diputados no han hallado a quien quisiera pactar con ellos. Sus electores no tienen la culpa de que no supieran administrar su voto. A estos votantes les tengo un gran respeto, les atenderé escuchando a sus representantes. Tendré en cuenta al PP.
P. ¿Han encontrado sorpresas en la Administración?
R. Existían vicios, rutinas y descontrol, fruto de 16 años de predominio endogámico del PP. Quiero dignificar la administración y su relación con el ciudadano. Asumo que podemos equivocarnos.
P. ¿El Gobierno regional cederá poder a cada isla?
R. Es un principio que siempre proclamamos. En los programas electorales se potenciaban los consejos de las islas.
P. ¿Hasta dónde llega su sensibilidad autonomista o prenacionalista?
R. Es conocida mi postura de defensa de la identidad, la lengua o las costumbres. Es una obligación de todos los ciudadanos, un compromiso. Más aún en una comunidad a la que mucha gente viene de fuera para residir y es destino de numerosos trabajadores foráneos.
P. ¿Priorizará la política cultural?
R. Sí, sin intervencionismos. La cultura autóctona está en peligro y en Baleares aterrizan otras diversas realidades culturales. Por tanto debemos reforzar la local para mantener su nivel, no en contra de nadie ni de nada, sino con un espíritu total de supervivencia, ecológica podríamos decir. Entonces se entenderán mejor las nuevas culturas singulares y globales y tendremos más riqueza personal.
P. ¿Los programas lingüísticos serán acentuados?
R. En la defensa de la lengua, el catalán, nos hemos de despojar de complejos. No podemos hacer otra cosa: potenciarla sin contraponerla al español. Suena a retórico pero es una necesidad. La preservación del idioma propio es defender nuestro patrimonio.
P. ¿Desde el coche oficial observa unas islas agobiadas en agosto?
R. Hay una cierta sensación de colapso, una aglomeración de coches y en algunas playas parece que falta espacio. Hay que corregir el modelo turístico y parar el desarrollismo. No se puede crecer ya más. Hay que frenar la avalancha veraniega, esponjar el litoral y alargar la temporada. El núcleo duro es el turismo vacacional veraniego y no pasaremos en dos días a vivir del medioambiental alternativo.
P. ¿Cómo se limita la presión turística y residencial?
R. Es complejo y con una medida no basta. Se debe congelar el consumo territorial, reformar más hoteles y crear estructuras. Se han de modificar las carreteras saturadas sin hacer autopistas, potenciar el transporte público, trazar tranvías y aparcamientos en el exterior de las ciudades. Estudiamos el gravar los coches de alquiler.
P. Pero el mercado es libre y la circulación de las personas es un derecho.
R. Claro. Pero nos estamos jugando nuestra actividad económica y la calidad de vida de todos los ciudadanos. Los que residimos aquí y los que vienen. En la postal y el folleto del viaje, una playa es maravillosa y al llegar no puede ser que tengas que sentarte casi sobre otros.
P. ¿El empresariado asume estas limitaciones ambientales?
R. Antes el medio ambiente parecía que era cosa de cuatro barbudos y ecologistas. Ahora los hoteleros y los operadores alemanes están tan sensibilizados como el que más. No es tan difícil unificar energías con el empresariado. Existe tranquilidad porque compartimos el mismo camino. Es cuestión de velocidad o metas. No vamos en sendas contrarias o enfrentadas, como en otras épocas.
P. ¿Teme la hostilidad de las patronales?
R. No, se nota confianza. El PP pronosticó: si viene un presidente socialista habrá un trauma empresarial. Los hombres de negocios cada vez son más profesionales y al tratar con ellos se refieren a cuestiones de calidad, formación o promoción. Existirá una sinergia muy importante con ellos. La derecha no monopoliza al empresariado, sus votos ya no son sólo suyos.
P. ¿Cuándo pagará el plus a las pensiones no contributivas?
R. Desde enero del 2000 y beneficiará a 12.000 pensionistas. Es una cuestión que atañe al Estado. Hay grandes desigualdades y nosotros las nivelaremos, pero al PP debería caérsele la cara de vergüenza.
P. ¿Cuál sería la bandera política del Gobierno balear?
R. La solidaridad es esencial, no sólo con los grupos desfavorecidos sino entre los distintos territorios que aún no están en igualdad de oportunidades. En la isla de Formentera, por ejemplo, existen problemas básicos de asistencia, medios y de infraestructura.
P. La bonanza económica y el esplendor del territorio han traído mano de obra marginal y nuevos propietarios extranjeros.
R. La integración social de inmigrantes de África me preocupa, me inquieta que exista marginación, la de los trabajadores, pero también que se creen guetos de gente de alto nivel, residentes extranjeros.
P. ¿Cree que se puede evitar que un alemán compre o un español venda?
R. Estamos en la UE y no es posible limitar la propiedad. Pero se puede incentivar a la gente a conservar sus bienes, que no vendan la tierra, sino sus productos. Los que se instalan en Baleares se han de relacionar, integrar en la comunidad. Pero la culpa del aislacionismo no es sólo suya. ¿Qué han hecho las instituciones del PP? Potenciaremos los Ayuntamientos, la puerta a la que todos acuden.
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