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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Llanto en la poesía española

No salgo de mi asombro; en unos días, tres poetas se han ido: Claudio Rodríguez, Luis Álvarez Piñer y Javier Egea, quien, con 47 años, va y se muere el pasado 29 de julio. La también poetisa granadina Belén Juárez me lo comunicó: se ha muerto Quisquete, así le llamaban en Granada al poeta, uno de los padres de la otra (nueva) sentimentalidad, con Luis García Montero y Álvaro Salvador, que pronto pasó a llamarse o derivó en "poesía de la experiencia", aplaudida por unos y denostada por otros. Pero lo cierto es que el autor de Paseo de los tristes, reeditado hace tres años porque se agotó la edición de 1986 (con este libro fue Premio Juan Ramón Jiménez en 1982); Troppo mare, publicado en 1984 y agotado (Premio Antonio González Lamas), y Raro de luna, aparecido en 1990, entre otros, era un poeta de la calle, autodidacto; de las calles granadinas que tanto y tan bien conocía; era un poeta de los niños y del bar La Tertulia; era un poeta que escuchaba y sumamente ingenioso, y va y se muere. No puede ser o no debería ser.Hoy, como ayer, hay llanto en Granada. Hoy, como ayer, hay llanto en la poesía española. Hoy, como ayer, "(...) el negro conde,/ encendidos sus ojos sobre mis ojos, pone/ una fiebre violeta de envenenadas flores".

Javier Egea escribía cuando sentía esa necesidad, como debe ser, y para él la poesía era, si no recuerdo mal, "un pequeño pueblo en armas contra la soledad".

Hoy no quiero dejar pasar mi reconocimiento público a este poeta bohemio que dominaba el verso castellano y tenía el don de lograr que sus versos permaneciesen en la memoria de sus lectores; a este poeta que de la poesía hizo su vida y su vida fue la poesía, y ella, seguramente, ha sido su muerte: "(...) sobre los sueños al filo de las doce/ se oye un batir de alas príncipe de la noche".-

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