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Rusia promete a Israel que no facilitará armas nucleares a Irán

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Rusia no ayudará a Irán a convertirse en potencia nuclear. El primer ministro ruso, Serguéi Stepashin, se lo prometió ayer en Moscú a su homólogo israelí, Ehud Barak, preocupado por la posibilidad de un rearme de sus principales enemigos en Oriente Próximo: Irán, Irak y Siria. "No estamos interesados", afirmó Stepashin, "en que ningún país, incluido Irán, obtenga armas nucleares". Eso no es incompatible, sin embargo, con que Rusia siga construyendo una central nuclear en la ciudad iraní de Busher, o con que se piense ampliar el negocio a otros dos reactores, además del inicialmente acordado. La cuestión fue planteada por Barak, preocupado "por la penetración de tecnología de misiles en Irán y por la ausencia de control sobre ésta en Irak". El primer ministro israelí, que también se entrevistó con el presidente Borís Yeltsin, no se refirió públicamente a los planes rusos de vender a Siria armas modernas por importe de más de 300.000 millones de pesetas, incluidos tanques T-80 y aviones de combate de última generación, Mig-29 SMT. Este asunto constituyó la clave de la visita que en julio efectuó a Moscú el presidente sirio, Hafez el Asad. Washington ha sancionado a organismos rusos por el supuesto traspaso de tecnología nuclear a Teherán, y ha amenazado con suspender la ayuda a Moscú si se concreta la venta de armas a Damasco. Barak aseguró que, en sus conversaciones con Yeltsin y Stepashin, preguntó por las manifestaciones violentas de antisemitismo en Rusia. Sus interlocutores le prometieron que harán lo posible para aplastar este fenómeno.

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