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El soterramiento del Guadalmedina de Málaga costará 20.000 millones

El Ayuntamiento de Málaga no ceja en su empeño de soterrar los últimos dos kilómetros del Guadalmedina, un río que discurre por el centro de la ciudad y cuyo encauzamiento en el tramo final fue una de las obras más polémicas del anterior alcalde, el socialista Pedro Aparicio. Ayer la Gerencia de Urbanismo recibió el estudio que había encargado a Urbaconsulting, del que se desprende la viabilidad técnica del proyecto. La iniciativa tendrá un coste aproximado de 20.000 millones y no estará concluido antes de ocho años. El equipo de gobierno municipal pretende discutir el informe con la Confederación Hidrográfica del Sur, los grupos de la oposición y la Junta a partir de septiembre a fin de avanzar en la redacción del proyecto. La idea del PP es soterrar los últimos dos kilómetros del río para ganar más de 100.000 metros cuadrados sobre los que construir zonas verdes y viales. Según el concejal de Urbanismo, Francisco de la Torre, con el embovedado del Guadalmedina los puentes de la parte baja del río desaparecen lo que garantiza la permeabilidad entre las dos orillas: "Supondrá un cambio radical. Hacemos ciudad sobre el cauce. Es un proyecto que transformará Málaga". Por debajo de la bóveda no sólo discurrirán las aguas. A ambos lados del túnel hidrográfico, se prevé construir viales subterráneos, uno en cada sentido. Incluso De la Torre baraja la posibilidad de añadir uno específico para transporte público. El techo del embovedado quedaría a la altura de las zonas peatonales que ahora existen en el cauce del río. Marcar diferencias De la Torre marcó diferencias entre esta iniciativa y la obra que acometió Aparicio: "Aquel proyecto mantuvo el cauce a la vista. Fue absurdo porque cuando el río desagua, destroza lo que hay. Esto es distinto; el curso de agua deja de verse. Además, se gana terreno para zonas verdes que serán más grandes que el Parque de Málaga". La iniciativa se complementa con otras actuaciones, como el embellecimiento de ambas márgenes desde la finalización del embovedado hasta la presa del Limonero -ubicada a cinco kilómetros de la desembocadura- o la construcción de pequeñas presas sobre arroyos que vierten al Guadalmedina, aguas abajo del pantano. Estos diques, así como el desvío de parte del torrente hacia el río Campanillas, tienen como finalidad regular el caudal que discurrirá por el Guadalmedina a fin de evitar grandes avenidas. De la Torre espera involucrar en la financiación a las administraciones central y autonómica y contar con fondos europeos, "por analogía con otras ciudades en las que ambas administraciones se han implicado". El edil confía "conseguir la colaboración entre instituciones, sin mirar el color político de la Junta o el ayuntamiento". Según De la Torre, el mar no impedirá que el río desagüe ya que tiene una pendiente pronunciada.

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