Los partidos opinan que un sector de HB "desautoriza" a sus compañeros

La marcha atrás de los abertzales cayó como un jarro de agua fría sobre las dos instituciones que habían sido escenario del avance más explícito en la denuncia consensuada de la violencia. La interpretación que ayer realizaron los otros partidos de Euskadi coincidió en considerar lo ocurrido ahora como "un paso atrás". El secretario general de los socialistas vascos, Nicolás Redondo Terreros, cree que la Mesa Nacional de HB ha desautorizado a los concejales y junteros de Álava. En Izquierda Unida, su diputado José Navas lo consideró un "caso evidente de desautorización política de un sector de HB". El presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, exigió a Arnaldo Otegi y a "la macromesa de HB" que "digan con quién están" y que no pongan obstáculos a la paz.El secretario de Política Autonómica del PSOE, Ramón Jáuregui, aseguró en Huelva que la retirada de firmas de EH demuestra que en esta formación "existen dudas muy importantes sobre la línea a seguir". Jáuregui atribuyó este cambio de postura a "fuerzas poderosas que reclaman que el proceso de paz se acompañe de violencia paralela". En su opinión, HB y ETA están " sometidos a fuertes presiones del entorno de la violencia" y se provoca una "dialéctica interna" entre "quienes piensan que es un instrumento útil" y quienes son partidarios de los métodos pacíficos.

El portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, no cree que la decisión de Euskal Herritarrok de retirar su firma del documento contra la violencia suponga un "paso atrás" en la pacificación del País Vasco, ya que "éste es un proceso que va lento, que poco a poco se va consolidando".