Resurrecciones
Ha sorprendido este lago; un cuerpo de baile esplendoroso, unitario y comparable al de cualquier gran teatro de ópera, y esto no es arte de magia, sino trabajo, y es la responsabilidad directa de Vinogradov, que ha provocado en este caso un ciclo de resurrecciones del gran repertorio, pero en las antípodas de donde fue concebido originalmente.El Universal Ballet es una gran compañía, sin lugar a dudas. Su empaque lo demuestra la calidad de sus producciones y la belleza de su vestuario, así como el refinamiento de sus solistas, capaces de asumir riesgo y virtuosismo a un altísimo nivel.
Éste es un buen comienzo, con el listón muy alto para el apartado de danza de los veranos madrileños, y en ello también tiene responsabilidad el bailarín invitado argentino, Maximiliano Guerra, con su nobleza y serenidad en la lectura académica. Esta versión del El lago de los cisnes de Oleg Vinogradov es quizá una de las más importantes que se han producido en los últimos 50 años. A su sobriedad y enorme dominio de los movimientos corales, el coréografo suma una inteligencia moderna, a la vez que respetuosa con la gran lectura clásica. Por ejemplo, reaparece la variación original de Sigfrido del primer acto y en el cuarto se hace un despliegue verdaderamente sinfónico, en una más que aguda interpretación de la partitura de Chaikovski.
También hay un sentido refinado y sensible del adagio, que la bailarina ha sabido captar aportando un dramatismo que enriquece notablemente el personaje y que dota al final de la obra de una esencia romántica, que se sabe tuvo en sus tiempos primeros y que alienta dentro del resto de la obra.
Se intuye que para la historia del ballet académico en el siglo XXI esta transpolación hacia la lejana Asia del gran repertorio con este alto nivel de calidad va a tener un enorme significado y a cambiar mucho las cosas. Si en otros renglones se estima que el futuro está por aquellos lares, quizá también para los nuevos destinos del gran ballet.
El público se mostró caluroso con unos artistas entregados y que dieron una lección de disciplina y unidad.
Hoy todavía se podrá ver en el Conde Duque este lago, y mañana, por un solo día, la Giselle de este mismo conjunto, también en la versión Vinogradov.
Babelia
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