Sólo para amantes de la música de cámara
Los miles de amantes de la música de cámara que acuden fielmente a Kuhmo (Finlandia) año tras año las dos últimas semanas del mes de julio están estos días de enhorabuena por un doble motivo: el violonchelista Seppo Kimanen, su director y fundador en 1969, ha preparado un programa lleno de atractivos para conmemorar el 30º aniversario, y los mosquitos dan una tregua a este festival, único en su género, que se celebra a orillas del lago Lammasjärvi, a unos 600 kilómetros al noreste de Helsinki. Tres son los temas de la programación de este año: Brahms, de quien podrá oírse toda su producción camerística; Bach, representado por una amplísima selección de sus piezas instrumentales y de cámara, desde la Fantasía cromática y fuga hasta los Conciertos de Brandeburgo, pasando por las obras para violín y violonchelo solo o las sonatas para viola da gamba, y Sibelius y la música finlandesa de nuestro siglo, varios estrenos incluidos, algunos de nombres tan prestigiosos como Kaija Saariaho o Paavo Heininen.
La oferta global asciende a un total de 96 conciertos, una cifra sólo posible si en un mismo día se celebran nada menos que nueve, desde las once de la mañana hasta la medianoche. Quien llegue a Kuhmo con hambre de música de cámara saldrá con su apetito perfectamente saciado. Y no con unas versiones cualesquiera, sino con unas interpretaciones, por lo escuchado hasta ahora, que no desentonarían en absoluto en las mejores salas de concierto de Europa.
Entre los intérpretes consagrados han triunfado clamorosamente Natalia Gutman y el Cuarteto Borodin. La primera está ofreciendo la integral de las suites para violonchelo solo de Bach. Su versión ha sonado más depurada que la que tocó en Madrid el año pasado y sigue caracterizándose por la profunda interiorización de una música que Gutman tiñe de tonos reflexivos. No siempre resulta fácil acceder a este Bach profundamente austero, pero, si se logra, la recompensa es mayúscula.
El Cuarteto Borodin ha superado los últimos cambios en dos atriles fundamentales (primer violín y viola) y vuelve a revivir las glorias de antaño. Su Cuarteto núm. 11 de Shostakóvich ha marcado uno de los puntos más emotivos de un festival en el que causa asombro el altísimo nivel de los instrumentistas finlandeses más jóvenes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.