_
_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Han ido tan deprisa como parece?

Carlos Arribas

Las estadísticas y los números aplicados al ciclismo tienen un gravísimo peligro: parece que transmiten conceptos e informaciones insondables, y por lo tanto, irrebatibles. Así pasa con lo de la media del Tour. Se eleva a un altar la cifra, sin saber por qué se ha llegado a ella, y a partir de ahí, hablan los analistas. Sin contar la etapa-paseo de ayer, la media del Tour (3.543,3 kilómetros recorridos en 87 horas y 54 minutos por el líder, Lance Armstrong) era de 40,303 kilómetros por hora. ¡Ja!, dicen los listos, os hemos pillado, decís que nada de EPO, nade de PFCs, nada de hemoglobina reticulada y nada de corticoides, nada de dopaje, y tate, ahí está: la media más alta de la historia del Tour, por primera vez, por encima de la barrera psicológica de los 40 kilómetros por hora. De nada valen las explicaciones oficiales: buen tiempo, ni lluvia ni calor excesivo, viento a favor, dos días de descanso, menos kilómetros, menos días de alta montaña (cuatro frente a los habituales cinco o seis), menos puertos duros... ¡Ja!, repiten los escépticos, son argumentos difusos y subjetivos, eso no explica nada, ahí ha habido gasolina de primera.Miremos los números. Toquémoslos un poco. Añadamos una hora a las 87 de Armstrong antes de ayer y veamos qué le pasa a la media: baja 500 metros por hora; se queda en 39,853 kilómetros por hora, una media inferior ya a la de Marco Pantani en 1998 (39,983 kilómetros por hora). Ya, ¿pero esa hora de más lo distorsiona todo? O no. Cojamos la etapa del récord, la etapa Laval-Blois, los 194,5 kilómetros que los ciclistas recorrieron, con el viento de espaldas, en 3h 51m 45s, a 50,355 kilómetros por hora. Si aquel día no hubiera soplado el viento, o lo hubiera hecho de frente, los corredores, habiendo hecho el mismo trabajo y esfuerzo habrían avanzado a menos velocidad. Sumemos y restemos: habiendo tardado una hora más, esto es 4h 51m 45s, los ciclistas habrían logrado una media de 40 por hora justos. No habría sido extraño, los corredores se habrían cansado lo mismo y la media general del Tour habría caído por debajo de los 40 por hora. Y quizás habría habido menos teorías escépticas.

Más información
Larga vida a Armstrong
El éxito también huele a dólares
Hasta el próximo
Farolillo rojo y dorsal también rojo
La medalla del trabajo para Escartín

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_