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El caballo es el soberano

Por las instalaciones de la Real Sociedad Hípica de San Sebastián pasean este fin de semana personajes como Cayetano Martínez de Irujo, Fernando Sarasola, Luis Astolfi o Rutheford Lathan, cuya aureola de glamour inmediatamente asocia a la hípica con un deporte para gente de bien. Algo de eso hay, aunque sólo sea porque varios de los caballos que estos días pisan la pista central cuestan más de 150 millones de pesetas. O porque esa estampa del caballo y jinete, perfectamente acoplados, representen perfectamente la imagen de la belleza y elegancia. "La gente piensa que, como vamos muy guapos, con nuestra corbata y chaqueta roja, éste es un deporte muy bonito. Y se equivoca, porque a este nivel, la hípica se hace muy dura y exige mucho sacrificio. Al día siguiente de salir en la tele con la chaqueta y ganar el premio, estamos con nuestro camión, en la ruta, como un camionero cualquiera". Jesús Garmendia, un donostiarra de 34 años que a base de esfuerzo, trabajo y tesón ha conseguido hacerse un hueco al más alto nivel, empezó a montar a caballo precisamente en estas pistas. Él representa la antítesis de ese ideal sobre la hípica. "Esa fama elitista que ronda sobre la hípica era cierta hace unos años. Ahora las cosas están cambiando mucho". Garmendia vivió un año con Cayetano Martínez de Irujo en Normandia (Francia) y ambos se levantaban a las seis de la mañana para montar 14 caballos cada uno a lo largo del día. El propietario de aquella cuadra les pagaba un sueldo, "como a cualquier arquitecto, electricista o fontanero". En este Concurso Internacional de Saltos de San Sebastián, cuya historia se remonta a 1903, lo que le convierte en el segundo más antiguo de España, compiten juntos, hasta hoy, jinetes locales como David Usón, Borja Iturrizaga, Ignacio Pagola con los ya mencionados y otros de talla internacional, como el británico Scott Smith o el francés Patrick Polleto, por poner un ejemplo. Con el aliciente de que un jinete local puede dar la campanada e imponerse a uno de los consagrados. Y si no, que se lo pregunten a Pilar Lucrecia Cordón, hija de Publio Cordón, que el pasado mayo, en su primera participación con la selección nacional de hípica, intervino en el logro de la Copa de Naciones. "Éste es uno de los mejores concursos de España. Vine el año pasado y me gustó muchísimo porque, a diferencia de otros, se preocupan mucho de atender a los caballos y jinetes", señala esta aragonesa de 26 años, cuyas buenas maneras podrían auparle como una de las mejores amazonas españolas y rememorar a una gran figura como Paula Elizalde, fallecida el pasado marzo. Junto a ella está Garmendia. Ambos departen sobre sus posibilidades en los nueve concursos que desde el pasado viernes se celebran en la hípica donostiarra, que repartirá ocho millones y medio de pesetas en premios, y en el que participan caballos de 15 países. Por encima de clases, el caballo es el soberano.

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