_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Monjas

Juan José Millás

Había estado mirando ferreterías en la Red, en busca de un destornillador que por lo visto gime al alcanzar el tornillo su capacidad de penetración, cuando, ya de regreso, caí sin querer en un convento de monjas virtual. Lo sorprendente es que las religiosas que se veían en pantalla parecían analógicas, por lo que pensé que habían sido víctimas de un engaño. Ahora hay muchos avispados que venden en Internet parcelas o páginas que no sirven para nada. El convento estaba a la intemperie. Cualquier pirata que cayera en él por casualidad podría hacer barbaridades. Yo mismo, en otro tiempo, habría cogido una antorcha virtual y le habría prendido fuego por los cuatro costados, mientras sonaba el himno de Riego en la unidad correspondiente de mi ordenador. Los años nos quitan dogmatismo, y antorchas, no sé, el caso es que puse un correo electrónico a las monjas advirtiéndoles del peligro que corrían. Si los piratas habían entrado en la mismísima página web de la Guardia Civil haciendo atrocidades, qué no harían con ellas.Al poco, las monjas me pidieron el número de la tarjeta de crédito, preguntando si quería yemas de Santa Teresa o magdalenas de Santa Rita y cuántas unidades. Volví a gritarles que se fueran de allí, que les habían colocado la página en un callejón de la Red especialmente oscuro y podían ser víctimas de un filibustero informático. La respuesta fue la misma. En la Red todo el mundo está loco por las tarjetas de crédito. No has abierto la boca y ya te están pidiendo la Visa o la American Express. El dinero analógico no sirve para nada. Lo malo es que con la tarjeta entregas el alma y luego no hay forma de encontrarla, pues la Red es infinita. A muchos condenados, cuando llegan al infierno y preguntan que qué han hecho, Luzbel les enseña la tarjeta de crédito que en su día entregaron en Internet a cambio de sabe Dios qué clase de servicio, y tienen que agachar la cabeza avergonzados.

Al día siguiente, volví a entrar en el convento por curiosidad y vi a unos bárbaros digitales disfrazados con los hábitos de las monjas. Los crucifijos estaban boca abajo, las estatuas descabezadas, y en lugar de dulces vendían sustancias químicas. Por no hacer caso.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_