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UNA DINASTÍA MARCADA POR LA TRAGEDIA

Equipos de submarinistas buscan el avión y los cadáveres de Kennedy y sus acompañantes

Diez hombres rana de las fuerzas policiales que participan en la operación de rescate de John Kennedy Jr., su mujer y su cuñada, se sumergieron ayer en dos lugares distintos, pero próximos entre sí, de las frías aguas cercanas a la isla de Martha"s Vineyard. La entrada en acción de los submarinistas indica que se ha estrechado enormemente la zona de búsqueda, aunque no se quiso anoche dar falsas esperanzas. De hecho, ayer acabó la jornada sin éxito y se aplazó el trabajo hasta hoy. La familia Kennedy ya dio ayer por muertos a los tres y dijo sentir "un enorme vacío".

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El domingo por la noche, el contraalmirante Richard Larrabee dio la señal para que los norteamericanos cambiaran sus plegarias de esperanza por rezos de difuntos. Larrabee anunció que el objetivo de la operación cambiaba y que, en lugar de denominarse de "búsqueda y rescate", pasaba a considerarse de "búsqueda y recuperación". La capacidad de supervivencia en aguas con temperaturas inferiores a los 20 grados se establece en 12 horas. Además, según apuntó Larrabee, "el aparato no llevaba a bordo ningún equipamiento de supervivencia". Los desaparecidos están muertos y así lo reconocía la familia en un comunicado firmado por el senador Edward Kennedy."Lo amábamos profundamente [a John] y su muerte deja un enorme vacío en nuestras vidas", decía el comunicado. "John tenía muchas cualidades y nos hizo felices, especialmente cuando trajo a nuestras vidas a su magnífica esposa Carolyn", añade el texto. La familia de Carolyn y Lauren Bessette también reconoció ayer que ambas han muerto en el accidente.

Los buceadores se concentraron ayer en una zona a ocho kilómetros al oeste de Martha"s Vineyard, en un lugar en el que la profundidad oscila entre los 18 y los 24 metros. Los equipos de sonar a bordo del buque Rude, de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, detectaron ayer posibles piezas del fuselaje de la Piper Saratoga en la que volaban, el viernes por la noche, John Kennedy Jr., su mujer, Carolyn, y su cuñada, Lauren. Lo que el domingo parecía ser una señal electrónica de socorro detectada en la zona se desestimó ayer. Las autoridades del Departamento Nacional de Seguridad en los Transportes tratan de determinar el posible lugar en el que el aparato se desplomó.

Datos conocidos

Aunque hay algunas diferencias sobre distancias y velocidades, a las 21.26 horas del viernes, 34 minutos antes de la hora prevista para el aterrizaje, la avioneta comenzó su descenso. A las 21.40, desapareció de las pantallas de radar: en ese momento estaba a 2.843 metros de altitud, pero, en 26 segundos, la avioneta realizó un brusco descenso -no imposible, pero sí más rápido de lo aconsejable- y se situó en los 2.000 metros, cuando todavía faltaban algo más de 26 kilómetros de distancia hasta el aeropuerto de destino. A partir de ahí, el silencio en las pantallas y el misterio.Las investigaciones pueden durar meses y de ellas, a partir de lo que indiquen las piezas que se puedan recuperar, debería arrojarse alguna luz sobre el accidente. Las especulaciones de los expertos apuntan a la confusión del piloto por la oscuridad y la bruma, y a la posibilidad de que perdiera las coordenadas y orientara el aparato en picado pensando que estaba en una situación de aproximación.

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Uno de los elementos vitales para despejar incógnitas es la posibilidad de recuperar un grabador de cabina con el que está equipada la avioneta. Pero, a diferencia de lo que ocurre con la caja negra de los aviones, este grabador sólo funciona cuando el piloto lo decide. Si no hay datos o comentarios registrados, se intentarán examinar restos de fuselaje, suponiendo que sean suficientemente grandes.

A la flotilla que desde la madrugada del sábado pasado rastrea la zona se unió ayer el buque Grasp de la marina de EEUU, equipado con vehículos submarinos manejados por control remoto. Las autoridades han insistido desde el primer momento -lo cual se ha recibido con algún escepticismo- en que el despliegue realizado se habría hecho por cualquier ciudadano estadounidense.

A la espera de que se encuentren más restos del aparato, los medios de comunicación tratan de reconstruir el proceso que llevó a John Kennedy a volar de noche y con niebla. Según la agencia Associated Press, un amigo de los Kennedy cree que John tenía intención de volar antes, pero que su cuñada, que trabaja en un banco, se había retrasado. Otra fuente citada por el diario populista New York Post asegura también que Kennedy no quería volar tan tarde, y tampoco quería pasar por Martha"s Vineyard antes de llegar a Hyannisport. El diario cita el testimonio de David Heyman, amigo y biógrafo de la familia, que asegura que Carolyn insistió para que, de camino a la residencia de la familia, en la que se iba a celebrar la boda el sábado, dejaran a su hermana en la isla.

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