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Multiplicar la población genera unas carencias de difícil solución

El espectacular crecimiento urbanístico del litoral de La Vega Baja en la última década ha propiciado que diversos servicios e infraestructuras públicas hayan quedado obsoletos, informa Pilar Girona. La situación obliga a grandes actuaciones para paliar las carencias. En la zona costera de Orihuela una veintena de urbanizaciones encuentran uno de sus principales problemas en los deficientes accesos. Las densidad de tráfico provoca atascos a diario, y eso siempre irrita al visitante. Otro problema común son los robos en segundas residencias, vacías durante la mayor parte del año, compensados en parte con la contratación de empresas privadas de seguridad. Una tercera anomalía radica en la deficiente capacidad para tratar aguas residuales, especialmente en la costa. No hay más solución que construir una macrodepuradora, ya adjudicada. En Torrevieja, uno de los principales problemas en verano es el tráfico por la ciudad, agravado todavía más este año por la peatonalización de calles céntricas. Atascos y carencia de aparcamiento, ruidos y molestias de los discobares del centro son el principal motivo de queja de los ciudadanos. Para intentar una solución a esto último, el Ayuntamiento ha diseñado un sistema de medición de sonido conectado por ordenador a la Policía Local. Los bares no pueden tener la música más alta de lo permitido por ley, y los aparatos se apagan automáticamente a la hora tope: las 4 de la mañana. Guardamar, con 10.000 habitantes censados, llega a los 100.000 en verano. "Y eso se convierte en un problema", afirma el alcalde Francisco Gómez. La plantilla policial es insuficiente para atender el servicio, informa Joaquín Pérez. El colapso se hace notar en todos los sentidos de circulación rodada, mientras montañas de bolsas de basura forman parte del paisaje de la localidad turística y una de las quejas vecinales más sentidas. El ocio nocturno y el descanso se enfrentan cada verano, sobre todo en las zonas en las que las mesas de los bares toman las calles.

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Deficiencias en los servicios públicos amenazan el crecimiento turístico de varias comarcas
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