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El desalojo de Jaume Matas del Gobierno balear rompe la estrategia de Zaplana

Valencia y Palma, en lo político, se han alejado. "Un panorama desolador", observó Eduardo Zaplana, presidente de la Generalitat Valenciana, del PP, al comentar la decisión de Unió Mallorquina de pactar con PSOE, PSM, IU-Els Verds y Pacte Progressista d"Eivissa i Formentera, por el que su amigo y protegido en el partido, Jaume Matas, será desalojado de la presidencia de Baleares. Zaplana apadrinó la proclamación de Matas como candidato del PP en Inca, Mallorca, y la imagen de ambos apareció entre la de Clinton y Aznar en la secuencia del video electoral del mallorquín.

Más allá de los sentimientos personales y de la posible frustración partidista, Zaplana reconoce que no podrá sostener igual el eje político conservador Palma-Valencia, que ambos presidentes alentaron. Mantenían ambos la intención indirecta de contrarrestar la influencia autonómica y cultural de la Generalitat de Catalunya y matizar el papel de Jordi Pujol. Tampoco se podrá mantener monocolor el denominado Arco Mediterráneo con la Comunidad de Murcia, que sigue siendo del PP. En el plano financiero y en el sistema de cajas de ahorro de segundo nivel, los resultados de los pactos locales y autonómicos en las islas Baleares también tienen su relieve. En medios económicos de Valencia y Palma se ponderaba el interés estratégico de Zaplana en tutelar una gran expansión del entramado valenciano en Baleares, protagonizado especialmente por Bancaixa y la CAM o el grupo de empresas que gestiona el servicio del 112 en ambas comunidades. En el nuevo marco, por otra parte, se vislumbra como factible la independencia de la Caixa de Baleares, Sa Nostra, respecto de sus competidoras valencianas que, además, pugnan a gran velocidad por el mercado balear y se posicionan para una eventual fusión en la que el PP podría haber asignado su papel a la caja balear en el eje Valencia-Palma. Además, ahora el PP balear perderá el control exclusivo del consejo de administración de Sa Nostra, por los probables cambios de consejeros que las nuevas instituciones designarán. Matas y Zaplana habían acercado sus gobiernos en clave política, cultural y económica. "Concordancia, proximidad geográfica y cultural, y trabajo en común", fue la descripción que hizo de la alianza Matas la pasada primavera tras uno de sus encuentros en Bunyola, mientras que Zaplana, resaltó el "poder ir de la mano, con más fuerza" y "la colaboración mútua permanente en distintos foros y en el ámbito del Estado en defensa de nuestros propios intereses". Entonces los dos instaron "con firmeza" a Pujol a establecer "un diálogo serio y rápido" sobre "la gestión compartida" del Archivo de la Corona de Aragón. Zaplana y Matas son compañeros de vacaciones, de pádel y de navegación por las costas de Formentor. En los dos veranos anteriores los políticos del PP han navegado juntos en los barcos de dos importantes hoteleros mallorquines, junto al director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, que en sus editoriales ha elogiado a ambos repetidamente. La Generalitat y el Gobierno balear del PP apostaron también, en paralelo, por una estrategia de liberalización a ultranza, privatización de la gestión de hospitales públicos mediante fundaciones o alquiler a aseguradoras (Alzira y Manacor). Además, los dos líderes del PP han invertido mucho en el lanzamiento de imagen y hecho un discurso tendente a crispar las relaciones con los nacionalistas que reconocen la identidad común de la lengua catalana. Así, Zaplana ayudó a Matas en su polémica con la Obra Cultural Balear al entregar al Gobierno balear la "titularidad de la señal de RTVV"

Sobre la "valencianización"

De manera coincidente a la hegemonía de Zaplana, al mandato de Matas y la alcaldía de Juan Fageda en Palma, se ha producido lo que podría llamarse una peculiar "valencianización". Este fenómeno estético festivo, es notable en especial en Palma de Mallorca por la reiteración de enormes exhibiciones pirotécnicas, concurridísimas, organizadas por el teniente de alcalde y muñidor electoral del PP de Palma, el alicantino José María Rodríguez. Este dirigente populista de Palma convoca pasacalles religiosos con ofrendas florales de gremios, sin tradición en Palma, idénticos a los de Valencia, implanta una ornamentación vegetal homogénea y extiende un mobiliario de la ciudad en el que proliferan las palmeras por doquier y farolas decimonónicas. Las fiestas religioso-callejeras (El Corpus, San Sebastián, Semana Santa) se han convertido en largos ciclos municipales. Jaume Matas se inventó, con intencionalidad política y para las masas, los fastos del Dia de las Illes Balears, unas justas medievales, cercanas a las celebraciones de moros y cristianos y sacadas de un montaje atracción turística.

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