Destino o espejo
JON KORTAZAR Acaba de aparecer un libro de conversaciones con escritores:El destino de la literatura. Su autor, Michael Pfeiffer, enseña en la Universidad Pompeu Fabra, y su objetivo es conversar con los escritores sobre la función de la literatura en la sociedad. Desde que la literatura se constituyó en una religión secularizada, las conversaciones con los escritores han tenido amplio público, deseoso de que los escritores cuenten alguna extraña clave que explique su obra y su mundo. Entre ese público habría que destacar de manera amistosa a los aprendices de escritor, entre los que me conté. Desde los lejanos Conversaciones con escritores y Hablan los escritores, aquellos tomos de The Paris Review, aquí publicados por Kairós, las entrevistas con escritores no han dejado de ir apareciendo en mi vida de ficción. El libro de Pfeiffer pregunta a los escritores seleccionados sobre elementos que definen el lugar de la literatura en la nueva situación donde literatura y comercio muestran cada vez menos nítido el perfil. Las preguntas recorren un mundo de varios vértices: la función de la literatura, la situación del escritor en un mundo global y local a la vez, su postura ante el compromiso, su forma de entender la tradición y la vanguardia. El libro está teniendo amplio eco, pero no habría que olvidar otro intento anterior de parecidas características: Escritores ante el espejo, una recopilación de Anthony Percival, que se planteaba un objetivo más esencial. El subtítulo, Estudio de la creatividad literaria, muestra su intención: reflexionar sobre el momento mismo de la creatividad. Aquí no se recopilaban conversaciones, sino ensayos que Percival pidió a 33 narradores españoles de varias promociones: Francisco Ayala (1906) es el primero y Belén Gopegi (1963) y Eloy Tizón (1964) cierran la lista. ¿Qué es la creatividad? ¿Cómo se crea la creatividad? Son las preguntas básicas que se plantea a los narradores. Al parecer estamos ante uno de los problemas clave del conocimiento de la literatura. Podemos plantear la pregunta desde otro punto de vista: ¿Es posible crear una ciencia de la creación? Este libro, desde luego, no es el punto final de la reflexión sobre el tema, más bien es un punto en el camino en el que se les pide a los narradores que cuenten cómo crean. Existía un riesgo que algunos han preferido seguir: sustituir la reflexión sobre la creación por la narración del proceso creativo. Desde que se puso de moda hablar de la cocina literaria, entró en crisis el concepto romántico de creación inspirada. Tabajo y oficio han tomado el lugar de la narración. Pero el trabajo tampoco lo explica todo. El acercamiento del estudio literario a campos como la teoría de los juegos o la teoría de los mundos complejos puede abrir un camino en la reflexión sobre cómo nace una obra literaria.
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