Ella era él
Un cosladeño confiesa ser el autor del poema ganador de un certamen sólo para mujeres.
Ella, la poetisa que ganó el certamen literario de la asociación de mujeres Clara Campoamor, de Coslada, es él: Félix Gómez, un informático de 41 años. Él mismo lo ha confesado un mes después de la entrega del premio, que recogió en nombre de su esposa, Esther. Asegura que se sintió discriminado al leer las bases del concurso, que restringían la participación en éste a las mujeres mayores de edad, y que se presentó con el ánimo de suscitar el debate. De momento, nadie le ha reclamado que devuelva, por incumplir las bases, las 12.000 pesetas en libros que recibió. "Si lo hiciesen, sería un juego divertido", afirma. Félix, que se define autodidacto y asegura que escribe desde siempre, descubrió el año pasado el mundo de los concursos literarios. Desde entonces se ha presentado a tres certámenes locales, dos de poesía y uno de relatos cortos sobre discapacidades físicas o sensoriales, los tres con dotación económica. Ha hecho pleno, ganó todos. El último fue el de la Asociación Clara Campoamor.
No ha comunicado oficialmente a las mujeres que fue él quien escribió el poema, pero lo insinuó cuando recogió el galardón, y se lo dice a todo el que quiere escucharle, según publicó ayer la edición Madrid Este de Diario 16.
"Al leer las bases recordé un librito titulado Constitución, que prohíbe la discriminación en razón del sexo", recuerda Gómez, y añade que no cree que la discriminación positiva sea necesaria en estos concursos.
Escribió, en primera persona y en femenino, 221 versos, el grito de autoafirmación de una mujer que amó fuera de los cánones establecidos: "En mis albas y febriles madrugadas / tus labios, tus latidos y tus risas / que me atrapan, que me absorben, que me improntan / que me llevan, que me atraen, que me remontan / que me lamen despaciosos los rincones / hasta el más álgido punto del delirio / hacen que me pierda en ti / ya sin prisas, sin razones, ni sentido"
Luego, esta vez sí, como fijaban las bases, buscó un seudónimo bajo el que presentarse. Eligió el de Cecilia Böhl de Faber, una novelista española que, obligada por los prejuicios de la época -mediados del XIX-, firmaba como Fernán Caballero. En el interior de un sobre encabezado con el seudónimo, metió los datos de su mujer, la supuesta autora.
"Al recoger el premio dije que iba en nombre de mi amadísima mujer. Luego advertí que cada palabra, cada coma del poema, se había inspirado en mí. Expliqué el porqué del seudónimo y que me parecía injusto que el concurso propiciase lo mismo, pero al revés. El DNI que entregué era el de mi mujer, pero a toda buena entendedora le quedó claro que el poema lo había escrito yo", asevera Gómez. Francisco de Luis, uno de los asistentes a la ceremonia, recordaba ayer: "Lo leyó con tal pasión que, cuando terminó, me volví a mi acompañante y le dije: "Esto lo ha escrito él".
"Esperó que el año que viene el concurso sea para todos. Si no, Cecilia o, en su lugar, el nombre de cualquier otra artista femenina obligada a firmar en masculino, atacará de nuevo", advirtió. Gómez admite que si la asociación le reclamase el premio, estaría en su derecho. "Eso sí, la beneficiaria ha sido mi mujer, que consintió en la trampa porque compartía la idea que defendía. Ella ha sido la que ha gastado en la Librería de Mujeres de Madrid el vale de 12.000 pesetas", concluye el galardonado.
EL PAÍS intentó ayer sin éxito conocer la opinión de las convocantes del certamen, que va por su cuarta edición, sobre el desconocido ganador.
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