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Barak quiere que el rey Abdalá de Jordania sea el puente para negociar la paz con Siria

El rey Abdalá II y el primer ministro israelí, Ehud Barak, se encontraron ayer a última hora de la noche en uno de los palacios que la familia del monarca hachemí posee en el puerto-balneario de Aqaba, a orillas del mar Rojo (Jordania), en un esfuerzo conjunto por descongelar el proceso de paz, bloqueado desde hace tres años. Ehud Barak trata de conseguir que el rey Abdalá II de Jordania sea un puente eficaz en sus futuras negociaciones con Siria. Tras la reunión, el primer ministro jordano, Abdul Raouf Rawabdeh, señaló que "de lo escuchado en la reunión, se desprende optimismo".

En contrapartida por su mediación con Siria, el monarca obtendría un lugar privilegiado -como el que se hubiera merecido su padre, el rey Hussein- en las negociaciones con los palestinos y, sobre todo, en los puntos relativos a la definición de las fronteras, el estatuto definitivo de Jerusalén y el problema de los refugiados, que, a su vez, constituyen temas candentes para Jordania. En medios diplomáticos occidentales se asegura que el rey Abdalá envió hace pocos días un hombre de su entera confianza -el ex primer ministro Abdelkarim Kabriti, actual jefe de la Casa Real-, a Damasco con la misión de entrevistarse con el presidente Hafez el Asad, y sondear las intenciones reales de Siria con respecto a las ofertas de diálogo del nuevo primer ministro de Israel. Esa información, según el primer ministro jordano, presente en la reunión, "ha sido compartida en el encuentro [de anoche]". "Hemos comunicado [a Barak] que nuestros hermanos de Siria están dispuestos a buscar una paz justa en la zona, y hemos compartido ideas que deben ser estudiadas".

La visita a EE UU

En todo caso -y según lo relatado al término del encuentro, de una hora y 45 minutos, por Rawabdeh-, Jordania confía en que "la actitud positiva del primer ministro israelí se materialice tras su visita a Estados Unidos", que comienza mañana y donde se entrevistará en dos ocasiones con el presidente norteamericano, Bill Clinton. Horas antes de que se celebrara la entrevista de anoche, los observadores políticos auguraban un diálogo fácil y fluido entre Barak y Abdalá, ya que en la vida de estos dos hombres existen una serie de elementos convergentes: los dos son herederos de dos de los padres políticos del proceso de paz -Rabín y Hussein-, y a la vez los dos son forjados militares de carrera, que han dirigido en sus respectivos países cuerpos de operaciones especiales.

Pero, además, los dos son viejos amigos, que se hablaron por última vez el pasado 4 de mayo, cuando apenas faltaban dos semanas para que se celebraran en Israel las elecciones que llevaron a Barak a la victoria.

Para el rey Abdalá II -que estuvo ayer por la mañana en Roma, donde llegó procedente de la Costa Azul, para entrevistarse con el presidente italiano, Carlos Azeglio Ciampi, y con el jefe del Gobierno, Massimo D'Alema-, la reunión con Barak forma parte de una operación de imagen que ha realizado en los últimos meses a través de una serie de viajes por Europa y Estados Unidos. Viajes que le han servido, además, para hacer su presentación oficial en la política internacional. La reunión con Barak le asegura a Abdalá un lugar en el proceso de paz y "un lugar en la foto oficial", como afirmaba ayer la prensa israelí.

Para Barak, la reunión con Abdalá II fue la tercera entrevista que celebra con líderes árabes en su intento de impulsar el proceso de paz, cumpliendo así las promesas efectuadas durante la pasada campaña electoral. Barak se reunió el pasado viernes con el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, y el domingo lo hizo con el presidente palestino, Yasir Arafat.

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