Los estudiantes iraníes logran la destitución del general jefe de la policía de Teherán
Los estudiantes iraníes lograron ayer su primera victoria. El Consejo de Seguridad iraní anunció la destitución del responsable de la policía de Teherán, general Mohamed Ahmadi, y de uno de sus adjuntos. Los dos mandos, junto a un tercero no identificado, están a disposición judicial. Pese a ello, los manifestantes no ceden. Más de veinte mil personas marcharon ayer por las calles de la capital y de otras tres ciudades en protesta por el asalto a la Universidad de Teherán y el cierre del diario progresista Salam. Los estudiantes exigen el cese de Hedayat Loftian, el máximo responsable policial iraní.
Este consejo -la más alta instancia en asuntos de seguridad interior y exterior del país- reveló también que ha ordenado la puesta en libertad de los estudiantes detenidos y que el resultado de la carga policial del jueves fue de un muerto y tres heridos, y no de cinco fallecidos como denuncia la prensa progresista. Esta información oficial no ha convencido a nadie. "¡Libertad o muerte!", gritaban ayer millares de estudiantes de la Universidad de Teherán a su paso por el centro de la ciudad. En las pancartas que portaban exigían la destitución del todopoderoso Hedayat Loftian. Se trata de uno de los más destacados representantes del movimiento conservador y seguidor fiel del guía supremo, el ayatolá Alí Jamenei. Los estudiantes le acusan de ordenar, sin el permiso del ministro del Interior, la carga policial del jueves contra cientos de estudiantes progresistas que exigían de manera pacífica la reaparición del diario liberal Salam, suspendido horas antes.
Los estudiantes van más lejos aún en sus demandas. No se contentan con la dimisión del jefe de la policía, también quieren que todas las fuerzas de orden público, incluidas las milicias conservadoras de los Guardianes de la Revolución, sean puestas bajo el control del Ministerio del Interior, regido por el progresista Abdolvahed Musaví Larí, colaborador del presidente Mohamad Jatamí. Desde el primer momento, Musaví Larí no dudó en criticar el incidente.
La movilización estudiantil ha comenzado a extenderse a otras ciudades iraníes. Los universitarios han salido a la calle en Mashad, Isfahán y Tabriz, en solidaridad con los de Teherán.
La revuelta ha colocado en un lugar incómodo a Jatamí, un hombre progresista y pragmático defensor de la política de pequeños pasos hacia la democratización desde dentro del régimen de los ayatolás, que se ve así enfrentado con toda dureza a los sectores conservadores, y en especial a los seguidores del guía supremo. Sólo así se comprenden sus llamamientos a la calma ayer, tras anunciar que rechazaba la dimisión del ministro de Educación, Mostafá Moín, quien ha dejado el cargo, junto con los decanos de 18 facultades, en solidaridad con los estudiantes. "Condeno este horrible y desgraciado incidente", aseguró el presidente Jatamí en una carta abierta en la que reiteraba a los universitarios que "se investigarán todos los aspectos del incidente" del pasado jueves y que "se adoptarán medidas apropiadas" contra sus responsables.
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