Sobre el fin de la historia

Parece ser que ha vuelto la discusión sobre la tesis de Fukuyama respecto al fin de la historia, y no encuentro entre sus detractores ninguna razón suficiente para desmentirla. Al contrario, al buscar sus razones en sus creencias, opiniones o metafísicas obsoletas, se descalifican ellas y ellos mismos. Fukuyama tiene razón, y quien lo niega, niega la evidencia. ¿Qué es en este contexto lo evidente? Que las sociedades donde no impera el sistema de democracia-mercado son sociedades atrasadas respecto a los principios de libertad individual establecidos por la Revolución Francesa. Es en las sociedades modernas donde la libertad se erige como principio y parece que (o no se ve otra cosa) a los más nos resulta aceptable vivir con el principio de libertad por las noches y estar esclavizado sea por el alquiler, la hipoteca o los garbanzos durante el día. Los días pasan, los sucesos ocurren sin parar y a todo ello le falta el sentido histórico. Sentido que ya no viene ni caído del cielo ni es producto casual del devenir, sino que se origina en el actuar político. Actuar político que sólo es tal si hay alternativa social y se está dispuesto a actuar a su favor. Hoy están las alternativas desacreditadas, y los individuos, mayoritariamente desunidos. Por tanto, todo continuará igual. Fukuyama tiene razón -a mi pesar.-