Un proceso imparable de fusiones en el sector
El proceso de concentración en el sector petrolero durante los últimos meses nace y se acelera a raíz de la crisis financiera asiática y como consecuencia del efecto negativo que esta crisis tiene sobre los precios de las materias primas, en especial el petróleo, al ser Asia -hasta 1997- el segundo mayor importador de crudo del mundo, detrás de América del Norte y por delante de Europa occidental. Las economías asiáticas, creciendo a un ritmo de entre el 5% y el 7% de media, consumían mucha energía y cuando su ritmo se desplomó bruscamente, esa gran demanda cayó naturalmente y sólo un año y medio después, la oferta empieza a acomodarse. Esta crisis perjudicó seriamente tanto a los países exportadores de petróleo como a las grandes compañías del sector, principalmente en sus actividades de exploración y extracción. La respuesta de las empresas fue la concentración. Fusiones para reducir costes y mantener la rentabilidad.
BP dispara el proceso
En agosto de 1998, British Petroleum (BP) comenzó el baile con la compra de Amoco de EEUU (una de las siete hermanas surgidas del proceso contrario de segregación de Standard Oil) por unos 52.000 millones de euros. En diciembre, Exxon y Mobil (otras dos hermanas) se unen para crear la actual mayor petrolera mundial. El 2 de diciembre, Exxon se queda con su rival por unos 75.000 millones de dólares. Ese mismo día, se confirma en Europa la fusión entre la francesa Total y la belga PetroFina por casi 10.000 millones de euros. Royal Dutch Shell sondea unas semanas después la compra de la estadounidense Chevron. Pero es con Texaco (las dos también son hermanas) con la que lo intenta en serio. El 4 de junio, unas semanas después de iniciar las conversaciones para su fusión, rompen. Ya en abril, BP vuelve a la carga y se queda con la estadounidense Arco por unos 24.000 millones de euros. BP/ Amoco/ Arco se convierte en la tercera mayor petrolera del mundo. A finales de ese mes, la española Repsol lanza la oferta por la totalidad de la argentina YPF, en la que tenía el 15% desde febrero. El proceso, que encontró algunos obstáculos, se cerró el 23 de junio. Ahora es Total Fina la que quiere ser más grande (ya está entre las 10 primeras) y se lanza a una segunda fusión. Y nada menos que con su rival de toda la vida Elf Aquitaine y que hasta hace no mucho era el pez grande en el sector francés. Precisamente, Elf lanzó recientemente una oferta por la noruega Saga Petroleum, que luego perdió en manos de la también noruega Norsk Hydro.
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