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El jurado del asesinato de un contrabandista deja el crimen sin autor

El tribunal popular que desde el pasado lunes ha juzgado en la Audiencia de Lleida el asesinato de Francisco Hernández Tamudo, alias El Kiki, un conocido contrabandista de tabaco que fue apuñalado en su domicilio de La Seu d"Urgell, ha dejado el crimen sin autor al exculpar al principal sospechoso. Sin embargo, ha emitido un veredicto condenatorio para la mujer de El Kiki como inductora del crimen.

El jurado, formado por seis hombres y tres mujeres, dio a conocer el sorprendente e inesperado veredicto a última hora de la tarde de ayer, tras varias horas de deliberaciones. La decisión de declarar inocente a Francisco Romero Moreno, considerado el autor material de la muerte de El Kiki, se recibió en la sala con gran estupefacción, ya que el acusado, tras ser detenido por la Guardia Civil al cabo de un año, confesó que el día de autos estuvo en el domicilio de la víctima, en La Seu, y que le asestó varias puñaladas. Posteriormente negó los hechos y dijo que la autoinculpación fue fruto de la presión policial. El juez anunció que la sentencia será absolutoria para Romero y por lo tanto decretó la libertad inmediata del reo tras haber permanecido casi dos años en prisión preventiva. "Se ha hecho justicia, soy inocente", dijo el acusado tras estrechar la mano a los miembros del jurado. Además de Romero, para quien el fiscal pedía 18 años de prisión, también han sido juzgadas por este crimen, ocurrido el 11 de octubre de 1996, otras tres personas. El fiscal solicitó para Roser Gravet, la esposa de la víctima, una pena de 10 años de cárcel; para Victoriano Jiménez, su amante y cooperador en el crimen, cinco años de prisión, y para Paulino Herreros, el cómplice, un año y nueve meses. El jurado considera probado, por unanimidad, que Roser planeó la muerte de El Kiki y facilitó la entrada en su domicilio a la persona contratada para asesinarle, a la que indicó el dormitorio en el que se encontraba. Igualmente cree que la acusada pagó la cantidad de cinco millones de pesetas al asesino, cuya identidad se ignora. La mujer, declarada culpable de haber planeado la muerte de su esposo, actuó con sus facultades cognoscitivas y volitivas notablemente limitadas por el miedo que tenía a que él la matara, lo cual ha sido apreciado como una atenuante. En la vista oral quedó acreditado que sufrió malos tratos de forma continuada y que debido al estado de ansiedad y de desesperación en que se encontraba decidió contratar a una tercera persona para que diera un "escarmiento" a su marido.Respecto a la participación de su amante en los hechos, el jurado considera que Victoriano Jiménez cooperó en la búsqueda de la persona que debía llevar a cabo el "escarmiento".

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