Venezuela se niega a revisar el estatuto de refugiado de los etarras

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ofreció ayer plena cooperación a España en la lucha antiterrorista, pero no se comprometió a revisar la situación de los etarras residentes en ese país desde hace años. Los tribunales españoles han pedido la extradición de al menos seis de los 50 etarras que viven en Venezuela.

Chávez y el presidente del Gobierno español, José María Aznar, que ofrecieron una conferencia de prensa conjunta, se mostraron de acuerdo en tratar el asunto con "discreción, para ser eficaces" y "dentro del más amplio y sincero espíritu de cooperación". La situación de los etarras fue abordada, entre otros asuntos de mayor calado político, durante la primera ronda de conversaciones entre Aznar y Chávez, en la primera jornada de la visita oficial del presidente español a Venezuela. Chávez, que en 1992 -siendo teniente coronel de paracaidistas- se alzó en armas contra el Gobierno y llegó a la presidencia de la República el pasado año con el apoyo mayoritario de los electores venezolanos, ofreció durante la conferencia de prensa un recital de su capacidad de encajar preguntas directas y convertirlas en un discurso colorista, emocional y directo.

Sobre el tema de ETA, sin embargo estuvo siempre cauto. Frente a las quejas de falta de colaboración total con los servicios de información del Estado español sobre los movimientos de los etarras residentes en Venezuela, aseguró que su Gobierno tiene la capacidad para controlar y así lo está haciendo. "Si hubiese que neutralizar alguna acción, o desde aquí algún grupo, sea cual fuere, se preparase contra alguien, nosotros hemos demostrado que estamos en capacidad de intervenir". Chávez justificó la "discreción" con que abordaba el tema -pactada con el presidente español- "para no generar una polémica que no es nada conveniente ni para el Estado español ni para el Estado venezolano. Es un tema que tiene ya varios años, producto de acuerdos previos entre los dos países, y estamos dispuestos a manejar este problema con la mayor discreción y la mayor eficacia posible".

La conferencia de prensa tuvo un fuerte contenido de política interna venezolana y varios periodistas le preguntaron directamente a Chávez si pensaba dar un golpe de Estado para sacar adelante su proyecto reformista.

Aznar, que llegó a Caracas el jueves por la noche procedente de Guayaquil (Ecuador) en una nueva etapa de su gira por Latinoamérica y el Caribe que concluirá el próximo domingo en Trinidad y Tobago, expresó ayer un voto de confianza en el presidente Hugo Chávez, que ha puesto en marcha un proceso radical de cambio del sistema político venezolano, asolado por una corrupción que ha arrojado al 80% de la población a un nivel de extrema pobreza.

La tensión política que vive Venezuela, que en tres semanas elegirá una Asamblea Nacional Constituyente para redactar en el plazo de seis meses una Constitución que cambie el sistema político, se refleja en el pulso que mantiene Chávez con el Congreso.

Aznar, en el discurso ante la Cámara, volvió a expresar, con su habitual laconismo, su confianza en que las reformas emprendidas se desarrollen en un cauce de libertad, democracia y respeto a los derechos humanos.

Aznar se mostró satisfecho de cómo se han desarrollado las relaciones entre los dos Gobiernos desde la toma de posesión de Chávez y dijo que se ha "puesto en marcha, al máximo nivel, el diálogo político entre España y Venezuela".

Subrayó que esperaba ver "la consolidación del esfuerzo democratizador en beneficio del pueblo venezolano", pese al tono de profunda preocupación por la situación venezolana transmitida durante el viaje por colaboradores próximos al presidente.