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CRISIS EN LA COMISIÓN EUROPEA

Un liberal en busca de un buen empleo

JUAN MANUEL ZAFRA Madrid

Martin Bangemann, nacido en Wanzleben (Alemania) el 15 de noviembre de 1934, es respetado en Bruselas por su inteligencia, pero criticado por su absentismo y su gusto por la buena mesa y los viajes. Desde el miércoles pasado es envididado por unos y despreciado por otros por su polémica decisión de olvidar los conflictos de intereses y fichar por Telefónica. Con su nueva empresa ha mantenido hasta nueve contenciosos (dos de ellos, todavía abiertos) desde que sus responsabilidades como comisario de asuntos industriales se ampliaron al sector de las telecomunicaciones en 1995. Él, que es responsable del Libro Verde sobre la liberalización de las telecomunicaciones en Europa y lleva años haciendo acopio de secretos de los grandes del sector, es el nuevo hombre fuerte de Juan Villalonga. Su incorporación, que se comunicará oficialmente al consejo de administración de Telefónica -con representantes del BBV, Argentaria y la Caixa- el próximo día 21, ha abierto algunas fisuras. ¿Cómo va a poder llevar las relaciones institucionales -hasta ahora responsabilidad del vicepresidente, Javier Revuelta- después de la tormenta desatada? Bangemann ha sido juez y ahora será parte. Entre los conflictos en la UE que afectan a Telefónica hay todavía dos pendientes: la querella que enfrenta a su nuevo patrón con el Gobierno español por el reequilibrio de tarifas y la denuncia presentada por el operador de móviles de Gibraltar, que no consigue que Telefónica firme un acuerdo de interconexión de redes. En el pasado Bangemann intervino al menos otros siete asuntos en los que se vio involucrada Telefónica. Se trata de las investigaciones sobre los precios de las llamadas internacionales en la UE (1999); las tarifas en telefonía móvil y telefonía fija (1998/1999); el cambio de accionistas en Airtel, sobre el que la Comisión requirió información a Telefónica tras sus acuerdos con la británica BT (1998); el pacto sobre compensaciones a Airtel por los 85.000 millones de pesetas que pagó a cambio de la licencia para operar sin que Telefónica tuviera que abonar cantidad alguna; el acuerdo comunitario sobre redes transeuropeas (1997); y los pactos de la compañía española con Unisource (1996). En la lista de actuaciones facilitada por la Dirección General XIII, de la que es responsable, figura que intervino en el conflicto político desatado por el PP tras los acuerdos entre Telefónica y Sogecable en Cablevisión (1996). No aparece, sin embargo, su actuación en el conflicto por los descodificadores de Canal Satélite y Vía Digital, controlada por Telefónica. Más allá de lo que Bangemann, ex presidente del partido liberal alemán (FDP), pudo hacer en el pasado, los rivales de Telefónica se preocupan del futuro. Fue el comisario encargado de definir la nueva generación de tecnología para telefonía móvil y asuntos tan importantes como la regulación de la firma electrónica para transacciones por Internet. Junto a Marcelino Oreja ha dirigido el documento comunitario sobre la convergencia de la informática y las comunicaciones. Sin embargo, la Comisión no ha considerado necesario impedirle acceso a información confidencial o controlar si se lleva documentación delicada. Sus responsabilidades le han permitido viajar con frecuencia a Estados Unidos y Japón para tratar temas de comercio electrónico. Últimamente ha estrechado lazos con América Latina a cuenta de los debates sobre la sociedad de la información. Aunque respetado por su inteligencia, Bangemann es famoso en Bruselas por su pereza. No le gusta trabajar. Es uno de los comisarios que más ha faltado a las reuniones. El viernes a mediodía se marcha de fin de semana a Burdeos, donde tiene una casa, y no vuelve hasta el lunes por la tarde. Dedica el domingo a pescar en su yate y ha sido acusado de dar conferencias cobrando, algo que está prohibido. Una empresa suiza le denunció por no presentarse a una conferencia por la que iba a cobrar 3.500 dólares (3.395 euros o 565.000 pesetas).

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