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ESPECTÁCULOS

El último cuplé (de verdad)

Una obra de reforma amenzana el cafe-teatro donde actúa Olga Ramos desde hace 30 años

Hace 31 años, Olga Ramos, que entonces contaba 50, famosa intérprete de cuplés, comenzó a actuar en un café de la calle de la Palma, en Malasaña. Hace 15 días dio su última función en este local con carácter: abovedado, cuenta con una acacia centenaria viva que sale por el techo y un gramófono; el escenario se adorna con candilejas que en su origen fueron luces de trono de procesión; hay retratos y fotografías de todo un siglo, al fondo destaca un telón pintado a mano hace más de 20 años y las contraventanas las cedió en 1960 un general rumano amigo de Ramos y de las antigüedades. Las obras de rehabilitación del edificio en el que se asienta el escenario han obligado a la cantante y a su hija, Olga María, también cupletista, a cerrar el café "para siempre". Según Olga María Ramos, "por la ambición de un casero se pierde un local único". El propietario de la finca empezó hace un año el arreglo. La familia Ramos estuvo de acuerdo. Pero las desavenencias entre ellos han llegado a tal punto que el arquitecto que lleva a cabo el proyecto ha tapiado la salida de emergencia del café "Y hemos tenido que cerrar. Quiere echarnos y hacer un aparcamiento", se queja Olga María.

"Las despedidas de soltero llenaban el local", dice la hija de Olga Ramos

El espectáculo de cuplé de Olga Ramos, según su hija, experimentaba una remontada sonora gracias a las despedidas de soltero que acogía. "Eran una opción diferente, sin sexo y sin alcohol; los jóvenes se divertían con una picardía sana, y el local se llenaba", explica Olga María Ramos, que ha escrito una carta al alcalde, José María Álvarez del Manzano, amante de este tipo de música, a fin de que interceda en la disputa y salve el café. Fernando de Castro, el arquitecto que trabaja para los propietarios, que cobran 300.000 pesetas al mes a la familia Ramos por el alquiler, asegura que sus intenciones "no son destruir, sino construir". Pero añadió, a la hora de hablar del cierre de la puerta de la salida de emergencia, que, "dadas las circunstancias, se debía hacer así". De Castro añade que el Ayuntamiento "ha aprobado el proyecto y por eso es legal". "A veces, para que haya gas o agua, es necesario crear algunas molestias", concluyó.

Olga María Ramos, que cuando recuerda el origen y el destino que le aguarda a este escenario rompe a llorar, no está de acuerdo: "Ha habido mala voluntad por parte de este arquitecto; ha querido que cerrásemos desde el primer momento. También ha echado a los otros vecinos. Podía haber hecho un proyecto que no afectase a la salida de emergencia. Pero no ha querido; no, señor. No podremos aguantar mucho con el local cerrado, ni dos meses, y las obras dicen que durarán más de un año. Esto ya no tiene remedio". Olga Ramos, que aparece por todas las esquinas en retratos y fotografías, se encuentra, según su hija, bien de salud, pero muy decaída de ánimo: "Este local lo era todo en su vida, ¿sabe usted?".

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