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La liberalización abarató la electricidad, pero no lo logró con gasolinas y teléfono

Las medidas liberalizadoras del Gobierno y la introducción de mayor competencia han tenido un impacto desigual en tres sectores básicos: la electricidad, las gasolinas y el teléfono. Según el Banco de España, el recibo de la luz ha bajado un 7,1% en los dos últimos años para las familias, pero en las gasolinas, los descensos en los precios internacionales se han trasladado lentamente a los consumidores, mientras que las subidas han tenido un impacto inmediato. En el teléfono, con una subida del 5,5% en mayo pasado según el IPC armonizado de la UE, el Banco de España espera que la mayor competencia se refleje pronto.

Los sucesivos planes de liberalización adoptados por el Gobierno y la introducción de mayor competencia no acaban de trasladarse a los precios que paga el consumidor. La excepción es el recibo de la luz, donde el Gobierno ha decidido rebajas que han acompañado al proceso de liberalización. El protocolo firmado en 1996 dio a los grandes consumidores la posibilidad de elegir suministrador de electricidad y estableció un calendario para el resto. Se fijó entonces una rebaja de la tarifa media del 3% para 1997, del 2% para 1998 y del 1% para el periodo entre 1999 y el 2001.

En 1999 se acordó, sin embargo, una rebaja del 1,9% y, posteriormente, otra del 1,5% para los consumidores domésticos, ésta última en el decreto-ley de liberalización aprobado en abril pasado. Todo ello se acompañó con una compensación a las eléctricas de un billón de pesetas -cuestionada por la Comisión Europea- en concepto de costes de transición a la competencia.

Este proceso se ha traducido en un abaratamiento de la tarifa media para los consumidores que no pueden elegir suministrador del 8,9% entre 1997 y 1999. Para las familias, la rebaja ha sido algo inferior, del 7,1%, aunque este año, a diferencia de los dos anteriores, la caída media aplicada (el 3,5%) ha sido mayor para los hogares que para las empresas.

En el sector de carburantes y combustibles, los precios se liberalizaron en 1996 para los gasóleos, y dos años más tarde los de las gasolinas. Para analizar el impacto en la competencia de estas medidas, el Banco de España, en su informe anual de 1998, compara la evolución de los precios del crudo en los mercados internacionales con los repercutidos al consumidor antes de impuestos.

Concluye que "la traslación de los movimientos de los precios en los mercados internacionales fue incompleta, tanto en los episodios de bajada como en los de subida, aunque tendió a ser más rápida en los episodios alcistas". Si se compara con los precios máximos, hasta la fecha de su vigencia, el Banco de España concluye que la diferencia entre éstos y los de venta al consumo fueron de cierta importancia en el gasóleo, debido a las ventas directas de este producto a los grandes consumidores.

Por el contrario, en las gasolinas, las diferencias entre los precios máximos y los de venta al público han sido escasas, excepto en periodos cortos, "lo que denota una escasa competencia", según el Banco de España.

Efectos en el IPC

En las telecomunicaciones, la apertura del mercado ha sido también escalonada hasta el 1 de diciembre de 1998, fecha en que quedó liberalizada la oferta de todos los servicios. Tras la liberalización en telefonía básica, hay en la actualidad tres operadores de ámbito nacional, que han propiciado rebajas en las llamadas. No obstante, su efecto en el índice de precios al consumo (IPC) ha sido limitado. La causa es que esta estadística sólo recoge ofertas generalizadas y que se mantengan, como mínimo, varios meses, un año en el caso de los nuevos operadores. Según el Banco de España, el IPC, por todos estos factores puede "sobrevalorar" los precios efectivamente pagados por los usuarios del teléfono.

La magnitud del descenso también se ha neutralizado por el reequilibrio de tarifas que se llevó a cabo en agosto del pasado año: subieron las llamadas locales de más de 160 segundos y 200 pesetas la cuota de abono, pero bajaron un 5% las llamadas provinciale, un 15% las interprovinciales y un 12% las internacionales.

El resultado es que el IPC en el capítulo de comunicaciones subió un 5,5% en mayo de este año sobre el mismo periodo del año anterior (último dato armonizado con la UE publicado), frente a descensos en la mayoría de los países europeos, donde también se han llevado a cabo intensos procesos de liberalización. Por ejemplo, en Alemania bajó un 9,2%; en Bélgica, un 6,6%; en Irlanda, un 7,4%, y en Luxemburgo, un 12%.

Aún habrá que esperar el efecto de las últimas medidas liberalizadoras del pasado abril, que supusieron una rebaja del 10% en las tarifas provinciales, un 20% en las interprovinciales y un 12% en las internacionales. La fecha de entrada en vigor es en dos fases, la primera, el próximo 1 de julio, y la segunda, el 1 de diciembre.

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