Condenado a cuatro años por dar su bebé a una prostituta drogadicta
El propio tribunal denuncia la suavidad de la pena para este delito
La Audiencia de Madrid ha condenado a cuatro años de cárcel a José Lorenzo F. C., de 32 años, por haber entregado a su bebé a un prostituta con el objetivo de dar un escarmiento a su compañera sentimental en la creencia de que le era infiel y que el bebé no era de él. La entrega del bebé, de cuyo paradero nada se sabe aún, se produjo en Fuenlabrada (Madrid) la Nochebuena de 1994.
En la sentencia, la Audiencia madrileña denuncia la suavidad de las penas que establece el nuevo Código Penal para delitos de este tipo. De hecho, el procesado se halla en libertad tras haber cumplido sólo dos años de prisión, merced a los beneficios penitenciarios obtenidos durante su cautiverio provisional. El fiscal tipificó el hecho como sustracción de menores y reclamó una condena de 12 años de cárcel. El tribunal (integrado por los magistrados Jesús Fernández Entralgo, ponente, Javier Martínez Lázaro y Edilberto Galán Parrilla) refuta el criterio del fiscal y entiende que tal delito nunca puede ser cometido por un progenitor respecto a su hijo. De ahí que condene a José Lorenzo por "un delito consumado de abandono de hijo menor en situación de peligro para su vida, con el agravante de abuso de confianza". La madre del bebé ha ejercido de acusación particular en el juicio.
El tribunal considera probado que el 24 de octubre de 1994, el acusado y su esposa fueron a asearse a las duchas comunitarias del edificio de Fuenlabrada en que residen, y dejaron solo al bebé en su dormitorio. El padre regresó al dormitorio minutos después y, a cambio de dinero, entregó el bebé a una persona con la que estaba en connivencia. La madre regresó al dormitorio minutos después, pero la niña ya no se encontraba allí. La policía, tras ser avisada, observó la aparente tranquilidad del padre frente a la angustia de la madre.
"Cuidados constantes"
El tribunal afirma que "entregar una niña de dos meses a una mujer, con visos de ser drogodependiente, y que ejerce la prostitución más marginal, significa exponer a aquélla a un grave peligro para su vida". Y añade que "la supervivencia de los seres humanos en el primer año de su vida requiere atenciones y cuidados constantes". También agrega que, "dada la especial vulnerabilidad de los niños en esos momentos iniciales de su existencia, cualquier desatención o descuidos pueden resultar fatales", por lo que "si, como asegura el acusado, la persona receptora de su hija era una prostituta callejera, muy probablemente drogadicta", la niña "quedó expuesta a un grave peligro para su vida". Si la niña apareciese algún día muerta, el acusado volvería al banquillo y sería juzgado nuevamente. Los jueces reconocen que los cuatro años de cárcel impuestos constituyen una pena "desproporcionadamente benigna", y piden que la entrega de niños menores de siete años se castigue con mayor severidad. El tribunal afirma que "no es de recibo" la versión facilitada por el padre en el juicio. Éste señaló que había entregado a la menor a una tercera persona, como escarmiento a la supuesta infidelidad de su esposa. El padre del bebé indicó ayer a este periódico: "Estoy triste y arrepentido, y me gustaría recuperar a mi hija".
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