El obispo católico de Kosovo pide que "el pasado no adelante al futuro"
El obispo católico de Kosovo, Mark Sopi, de 61 años, está seguro de que los albanokosovares "no habrían cometido los crímenes de los otros [los serbios] contra viejos, niños o mujeres embarazadas". Los albaneses católicos constituyen una minoría en Kosovo, tan sólo unos 60.000, frente a la abrumadora mayoría de musulmanes. La sede del episcopado católico de Kosovo se encuentra en Prizren. La catedral está ubicada a pocos metros de la mezquita y de las iglesias ortodoxas. Un símbolo de piedra de épocas pasadas de convivencia. Sopi se muestra satisfecho de que los militares y la policía serbia se hayan marchado. No así los serbios inocentes que no habían cometido crímenes: "No queremos que ningún inocente sufra lo que hemos sufrido nosotros. Cada uno es responsable de sus obras". El obispo afirma que los últimos 10 años fueron muy difíciles para los albaneses de Kosovo, y sobre todo los tres meses pasados: "Se destruyó el trabajo de décadas empleadas para construir. Ahora les robaron todo, les quemaron las casas y hubo muchas víctimas. Todo fue innecesario. Hubo demasiado odio". Superar este odio llevará tiempo. "No se trata sólo de daños materiales, sino de las víctimas, demasiadas víctimas. Hay familias que han perdido hasta más de veinte miembros, y esto no se supera a corto plazo".
Reconoce Sopi que le cuesta encontrar palabras de consuelo para sus feligreses en estos difíciles momentos, "pero el pueblo albanés es conocido por su orgullo, y no debemos perder el orgullo que nos dejaron nuestros ancestros". "Tenemos que crear una atmósfera de paz y democracia, mirar hacia adelante y evitar que el pasado adelante al futuro", concluye Sopi.
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