El primer día de Selectividad en Andalucía sólo destacó por la normalidad y los nervios Los estudiantes reanudan hoy sus pruebas, que acabarán el viernes
"Así nos está poniendo más nerviosos", le espetó ayer un alumno a uno de los profesores que formaban parte del tribunal de Selectividad en Jaén, cuando les dictaba las instrucciones para realizar el primer ejercicio. No era para menos, la tensión acumulada, desde que los estudiantes que han terminado sus enseñanzas medias conocieron sus notas de fin de curso hasta el comienzo de las pruebas, se expandió ayer por todas las universidades andaluzas "He dormido poco, pero ha sido por el calor", comentaba un alumno, mostrando una confianza inusual en estos casos. Otros no tenían tan claro que fuera por eso. "Me acosté a las dos de la madrugada, estudiando, y a las tres todavía no me había dormido". A partir de las siete tocaron maitines. En Jaén fueron 2.889, en torno a 35.000 en toda Andalucía, los jóvenes que ayer se echaron la primera partida con su destino académico. A eso de las 9.00 comenzó el proceso. De uno en uno, por orden de lista, los fueron nombrando para que se acomodaran en las aulas. Con el carné de identidad en la frente, en cuestión de segundos dejaron de ser estudiantes de tal o cual centro para convertirse en códigos de barras, los de las etiquetas que les entregaron y que sirven para garantizar su anonimato. Luego llegaron los discursos. "Una hora y media para el examen". "Si tienen alguna duda, consúltennos". "Lean atentamente las preguntas y mantengan la calma", repetían los profesores en las distintas sedes. Dicho así resulta fácil pero algunos, como Vanesa Moreno, para conservar a medias la compostura tuvo que ingerir "una tila y un calmante", sólo para desplazarse hasta el Campus de las Lagunillas. Eso no fue óbice para que, después del segundo examen, siguiera con los nervios de punta. No es para menos. Quien más, quien menos, sabe que en cuatro días estará en disposición de elegir una carrera o conformarse con las plazas que queden libres. Es el caso de Elena Calahorro. Quiere estudiar Educación Infantil. La nota de corte está en un 5,8 y su media de expediente es de un seis. Si baja más de dos décimas deberá reorientar la vocación. "Espero subir con Latín y Griego que se me dan bastante bien", señalaba, porque la Filosofía la había dejado para el arrastre. "Yo pensaba que iba a caer Platón, que me lo sabía perfectamente". Nada, Nietzsche, Hume, Descartes y Marx. Otros, como Luis Luque, saben que para entrar en Derecho no necesita más que aprobar la Selectividad. O sea, que con un cuatro "la nota se me queda en un seis y como sólo me piden un cinco". De todas formas, se encuentra entre los que opina que la Selectividad "es bastante fácil". Debe ser el efecto divino. Salvo algún estudiante, de los que se examinaron en Jaén, que llevaba consigo una carpeta/amuleto, algún cuarzo colgado del cuello o los populares elefantes con la trompa levantada, la mayoría decidió confiar su suerte al esfuerzo personal o a la divina providencia. "No soy religioso, pero esta mañana he rezado", confesaba Jesús Milla, uno de tantos alumnos que esperaban poco menos que una hecatombe y terminó por descubrir que no es tan fiero el león como lo pintan. "No he copiado porque no he querido", comentaba para garantizar la normalidad el ejercicio, "pero oportunidades hay de sobra, porque el compañero está al lado, el profesor muy lejos y los exámenes se leen muy bien". Claro que él, como Marta Castro, piensa que "es peor como te lo ponen, que la realidad". "Los profesores tienen órdenes de retirar el examen al alumno que cojan copiando", aclaraba Antonio Bueno, el coordinador General de Acceso de la Universidad de Jaén, una de las personas que durante los últimos meses ha trabajado en aspectos como unificar una misma cabecera para los exámenes de todos los aspirantes a universitarios de Andalucía o establecer unos criterios básicos que reduzcan el índice de suspensos en las pruebas de acceso en Bachillerato LOGSE. Si alguien levanta la cabeza del folio, de repente se encuentra con dos o tres vigilantes, solícitos, eso sí, dispuestos a echarle una mano antes que dejarle que desvíe la mirada hacia el compañero o sienta la tentación de extraer chuletas, si es que se les ocurre optar por esta modalidad. La jornada transcurrió sin incidencias. La comisión de Jaén, la encargada de organizar las pruebas para todas las universidades andaluzas, se mostraba tranquila porque "no se sabe nada de ninguna universidad, eso es porque no ha ocurrido nada relevante", explicaba José González, secretario general de la Universidad jiennense y de la interuniversitaria. Afortunadamente no hubo problemas. Los servicios sanitarios no tuvieron que administrar calmantes ni utilizar oxígeno para la reanimación. "Buenas noticias, no hay noticias", decía el coordinador de las pruebas.
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