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EL CAMINO HACIA LA PAZ La implicación española

Los soldados españoles entran en acción para escoltar a grupos serbios que regresan a Pec

Miguel González

La OTAN lanzó ayer un mensaje muy claro a la guerrilla albanokosovar del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK): la guerra no se ha hecho para darle la vuelta a la limpieza étnica de Milosevic, el Kosovo del futuro será multiétnico o no será. La brigada italiana, en la que participan los militares españoles, organizó una operación sin precedentes para repatriar a la ciudad de Pec a 70 serbios. Son sólo los primeros de un grupo de 2.000 vecinos de etnia serbia que se refugiaron en Montenegro tras la retirada del Ejército yugoslavo y a los que se quiere traer de vuelta en los próximos días.

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La Kfor montó un gran dispositivo militar para asegurarse de que el retorno se produciría sin incidentes. El general italiano Mauro del Vecchio y el coronel español Vicente Díaz de Villegas se trasladaron por la mañana a la frontera de Kosovo con Montenegro para hacerse cargo de los refugiados serbios, que regresaron en 21 turismos, dos microbuses y un camión. Además de los 17 vehículos militares que escoltaban el convoy, numerosos blindados -entre ellos, carros de combate Leopard y vehículos de combate de caballería Centauro- permanecieron apostados a lo largo de todo el recorrido.

La disuasión militar vino precedida de intensas gestiones diplomáticas. El general italiano y el coronel español, que visitaron el domingo por la tarde al pope Anphilohije en la sede del patriarcado ortodoxo, organizaron esa misma noche un encuentro entre éste y el jefe local del ELK, Etan Ceku, en el hotel Metohija, sede del cuartel general de la brigada.

La reunión, que se prolongó hasta altas horas de la madrugada, no estuvo exenta de momentos de tensión. El comandante guerrillero reprochó al líder religioso su despreocupación por la suerte de los miles de vecinos musulmanes que fueron perseguidos por los serbios y éste se defendió alegando que la Iglesia ortodoxa ha sido muy crítica con el régimen de Milosevic.

El pope pidió que se aclare el paradero de media docena de serbios secuestrados en los últimos días, a lo que su interlocutor repuso que no habían sido sus hombres los autores de tales acciones, aunque no descartó que sean obra de milicianos de otras localidades.

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Finalmente, los mandos de la OTAN arrancaron al comandante albanokosovar su visto bueno para la repatriación de los serbios efectuada ayer. Pese a ello, un comité de recibimiento del ELK, que pretendía salir al encuentro de los serbios, fue obligado a darse la vuelta en un puesto de control.

A pesar de las conversaciones mantenidas con un responsable ministerial yugoslavo que acudió a la frontera para supervisar la repatriación, los soldados de la OTAN confiscaron a los refugiados serbios un Kalashnikov, una carabina Simonov, ocho pistolas y numerosos cargadores de munición.

Saludos con dos dedos

Algunos de los refugiados saludaban desde los vehículos haciendo el signo de la victoria, aunque sólo con dos dedos, y no con tres como se acostumbra en Serbia. Su paso fue observado con curiosidad por los escasos viandantes, ya que el centro de Pec -Peje, en albanés- está devastado y pocos albanokosovares han podido regresar a sus hogares. Uno de ellos, Handi Mejai, que huyó a finales de marzo a Tirana con su mujer y sus cuatro hijos después de que los paramilitares serbios le diesen cinco minutos para desalojar su casa, volvió el sábado para encontrarla reducida a escombros.

Mejai no sabe todavía que sus vecinos serbios han empezado a volver, pero sí sabe que las casas de ellos están intactas, mientras que la suya ha sido pasto de las llamas, como la mayoría de las que habitaban los musulmanes, o la mezquita central, cuyos delicados estucos aparecen ennegrecidos por el fuego. Tampoco conoce el último hallazgo de los militares italianos: dos fosas comunes en Dakovica (Djakova, en albanés), a 36 kilómetros al sur de Pec, con 87 cuerpos una de ellas y un número aún por determinar, quizá 200, la segunda.

Para asegurarse de que los albanokosovares no atacan a los serbios que regresaron ayer, la mayoría hombres que han dejado a sus familias al otro lado de la frontera, los mandos de la OTAN decidieron conducirlos a la antigua fábrica automovilística Zastava, convertida en base de un batallón italiano.

A partir de hoy serán escoltados a sus antiguos domicilios, siempre que no se encuentren aislados, pues la Kfor sólo garantiza la seguridad de quienes se agrupen en manzanas o barrios fáciles de vigilar. "Protegemos a los serbios porque somos conscientes de que no pueden protegerse a sí mismos; están asustados por la posibilidad de que haya represalias", explica el coronel Díaz de Villegas.

Ayer por la mañana, a sólo 50 metros del cuartel general de la brigada, fue saqueado uno de los escasos supermercados que aún guardaban algo de valor en su interior. Una multitud saltó por las ventanas con su preciado cargamento. Los militares de la OTAN asistieron impasibles al espectáculo. Lo mismo que los milicianos del ELK.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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