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CUMBRE DE COLONIA

Yeltsin, de brazo en brazo

A lo largo de las casi ocho horas que permaneció ayer en Colonia, el presidente de Rusia, Borís Yeltsin, tuvo que apoyarse en el brazo de su acompañante de turno para bajar escaleras, caminar e incluso mantenerse en pie. Del avión oficial que le llevó a Alemania, Yeltsin descendió trabajosamente asido al antebrazo de su esposa, Naina. Después, se colgó del brazo del embajador en Bonn, Sergueí Krylov, y más tarde, al de Gerhard Schröder, con quien se fundió en un gran abrazo cuando éste le recibió en el Museo de Arte Moderno Ludwig, de Colonia, donde los líderes del G-8 celebraban su última sesión de trabajo. El presidente ruso, que llevaba un año sin viajar a un país occidental, estaba ayer satisfecho del acuerdo logrado sobre Kosovo y se sentía a gusto en Colonia. "Estoy entre mis amigos", habría dicho Yeltsin, según un asesor de Tony Blair. Todos se esforzaron por no dar ningún motivo de irritación al imprevisible líder ruso. Sandy Berger, el asesor de Seguridad de la Casa Blanca, consideró que Yeltsin estaba fuerte y elogió su " sentido del humor".

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En una suite del hotel que fue su residencia en Colonia, Yeltsin conversó con Clinton mientras sorbía de vez en cuando limonada de un pequeño vaso. Los contactos con la prensa le fueron evitados esta vez también, con excepción del breve encuentro en el aeropuerto. Allí, a Yeltsin le dio tiempo a decir que estaba "semisatisfecho" de la gestión de su primer ministro al frente del Gobierno.

Antes de meterse trabajosamente en la limusina que le llevó de nuevo al avión, Yeltsin saludó con el brazo a los curiosos. La policía los mantenía bastante lejos del hotel, tal vez para evitar que tuviera la tentación de acudir a la multitud. Entre los miembros del séquito que le acompañaba estaba su hija Tatiana, el cerebro de la familia presidencial, que fiel a sus costumbres salió del avión por la puerta de atrás y se mantuvo en segundo plano. Al final de la visita, los miembros de la delegación oficial respiraban tranquilos: el presidente había estado controlado en todo momento.

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