Triunfos populares

Pepín Líria llegó, vió y venció. Pero no convenció. ¿Y eso a quién importa? La cuestión es que abrió la más que fácil, presumimos, puerta de la plaza de Alicante en el primer festejo de su feria de las Hogueras 1999. Hoguera de vanidades ya para empezar. Porque torear, toreó Pepín de cara a la galería poblada de animados peñistas a quién no les amarga una corrida, sólo una porque a lo mejor no vuelven más, ni el pegapasista más prestigioso del escalafón. El diestro murciano cortó una primera oreja a un mulo que empezó probón por el pitón izquierdo y que se dejó ¡ que remedio! por el diestro a fuerza de toreo popular. La apoteosis llegó con el cuarto, un inválido al que Líria mató a derechazos sin ni siquiera salir corriendo como en él es habitual y ligó, sobretodo, las dos peludas que le abrieron la puerta fácil. El paisano Paco Cervantes estuvo muy voluntarioso y arrojado ante esta oportunidad. Lamentablemente se estrelló con su primer enemigo al que tuvo que matar antes de que se le muriese junto a un burladero. Del quinto, segundo de su lote, se va acordar durante mucho tiempo Cervantes, porque se le fué con las orejas puestas. Y es que toros así no salen todos los días a los que quieren escalar el escalafón.

Alberto Ramírez toreó con gusto y cierta pulcritud al que hizo tercer. Un noble animal al que lanceó con variedad con el capote. Inició faena con estatuarios en los medios y prometía faena. Al natural le metía con mal estilo la cabeza y aguantó dos coladas con ánimo. Pero fallo a espadas tanto, en éste como con el que cerraba plaza. Y con ello la posibilidad, también, de conseguir un éxito popular.