_
_
_
_

El Papa se despide de Polonia con la sugerencia de que tal vez regrese

El Papa Juan Pablo II se despidió de Polonia, su tierra natal, tras una jornada apretadísima de actos: alargó su visita cuatro horas. Visitó la ciudad de Gliwice, adonde tenía previsto ir el martes pero no pudo a causa de la gripe. Y se dirigió a sus habitantes: "A un Papa tan pesado, que no viene cuando se le espera y se presenta cuando no está previsto que lo haga, no se le puede aguantar". Y concluyó: "Me voy con la conciencia tranquila, pensando que me habéis perdonado, la próxima vez ya veremos".

La jornada del Papa incluyó, además de los actos programados como la misa en la catedral de Wawel (Cracovia) y la oración ante la tumba de sus familiares, una visita a la ciudad de Gliwice y una escapada al santuario de Czestochowa. El Pontífice se disculpó ante los habitantes de Gliwice, a 130 kilómetros al noreste de Cracovia, por su ausencia del martes en el mismo tono coloquial con el que el día anterior había dialogado con sus vecinos de Wadowice. Este séptimo viaje del Papa a Polonia no será olvidado fácilmente ni por sus compatriotas ni por los católicos del mundo. Ha sido un periplo marcado por las alteraciones en el programa y por los accidentes sufridos por el Pontífice, que el sábado se hirió en la cabeza al caerse en el baño de la Nunciatura de Varsovia y el martes hubo de guardar cama durante todo el día por una fiebre gripal. Por si eso fuera poco, el Vaticano, obviamente a instancias del Papa, anunció una visita relámpago a Armenia antes del regreso a Roma, para cancelarla al día siguiente a causa de la enfermedad de Juan Pablo II.

"Regímenes totalitarios"

También en sus contenidos, este viaje ha sido absolutamente novedoso. Karol Wojtyla se ha revelado como un verdadero patriota polaco, recordando a todos los mártires nacionales, desde las víctimas de los tártaros y de los rusos blancos hasta las causadas por el nazismo y el comunismo, igualados ambos bajo la lapidaria definición de "regímenes totalitarios". Pero ha mostrado también el perfil personal de un Papa anciano decidido a romper los convencionalismos, que ha aligerado los discursos pastorales con largas improvisaciones.

Juan Pablo II se ha explayado con sus compatriotas, especialmente durante su visita del miércoles a su ciudad natal, Wadowice. Dejando a un lado el discurso oficial, recordó en voz alta anécdotas de su adolescencia, desde su afición por los pasteles de crema que compraba en una pastelería local, y que un día le produjeron una indigestión, hasta sus actuaciones en el teatro local, sin olvidar la mención de nombres de amigos y vecinos. El tono no era el de un Pontífice convencional cuando pidió a las masas, con una sonrisa: "No gritéis tanto".

En su discurso de despedida en respuesta a las palabras del presidente polaco, Aleksander Kwasniewski, Karol Wojtyla repitió su veredicto favorable sobre la marcha de la Polonia democrática y lamentó no haber podido desplazarse a todos los rincones del país. "Os aseguro", dijo, "que en espíritu he estado en toda Polonia". "Al regresar al Vaticano no abandono mi tierra natal. Llevo conmigo la imagen de mi patria, desde el Báltico al Tatra", añadió. "Quiero aseguraros una vez más que en mis pensamientos y en mis plegarias Polonia y los polacos ocupan un sitio especial. A vosotros, queridos hermanos y hermanas, os pido que me ayudéis en el ministerio de Pedro hasta que la Divina Providencia me conceda completarlo".

El Papa polaco ha recibido una acogida entusiasta por parte de sus compatriotas. Más de ocho millones de personas (de una población de unos 39 millones) han participado en las misas y diferentes actos religiosos del Pontífice en los 12 días largos que ha durado este viaje.

En Lichen, donde se levanta un santuario gigantesco que estará listo el año próximo, Karol Wojtyla se ha encontrado con una monumental estatua de bronce que le dedican los polacos, enormemente orgullosos de que uno de sus compatriotas dirija hoy la Iglesia Católica Romana.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_