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Las medidas antisequía cambian el sabor del agua de Madrid

Buena parte del agua de Madrid sabe peor desde finales de abril. Es más dura. Sus componentes de carbonato cálcico y magnésico han aumentado. No en proporción insana, pero sí sensible al paladar. La causa es que el abastecimiento cuenta desde esa fecha con un 20% de aguas procedentes de pozos que, con la de los embalses de superficie, llega a los grifos de entre 2,5 y 3 millones de consumidores de zonas del centro histórico, Arganzuela, Carabanchel, Usera, Moncloa, Móstoles y el sur.

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La decisión de "arrancar los pozos" partió entonces de los responsables del Canal de Isabel II. Mensualmente establecen las previsiones de abastecimiento. A fines del invierno, ellos confirmaron la tendencia del año hidrológico, iniciado en octubre, que permitía prever un ciclo de sequedad aguda, el quinto en importancia en lo que va de siglo. Por ello adoptaron a fines de abril la decisión de incorporar al agua que abastece amplias zonas de Madrid la procedente del embalse de San Juan, sobre el río Alberche, derivada hacia el de Valmayor, más la extraída de 54 de los pozos de un sistema que cuenta con otros 68 más, de menor caudal, existentes en la Comunidad madrileña. Los pozos que han sido puestos en funcionamiento para suministrar tres metros cúbicos de agua por segundo de sus aguas a la red de abastecimiento abarcan una zona entre Batres y Brunete hasta Torremocha del Jarama y Alcalá.

150 metros de profundidad

El agua se encuentra depositada a partir de los 150 metros de profundidad, pero se capta primero y se bombea después a niveles de entre 250 y 500 metros. Su potabilidad está asegurada, si bien, dada su diferente composición en sales carbonatadas de calcio y magnesio, muestra un sabor diferente, más duro al paladar. Si el agua madrileña normal tiene una dureza de 15, la nueva presenta grados de dureza de entre 20 y 32 grados, según los expertos. La media nacional de dureza frisa los 50 grados. Así pues, de cada 100 litros de agua de los usados en esas zonas, 60 proceden de los embalses de superficie, 20 del embalse de San Juan y los otros 20 de los pozos. Las cosas se mantendrán así hasta noviembre o diciembre, salvo precipitaciones imprevistas, asegura el ingeniero Ricardo Domínguez, director gerente del Canal de Isabel II. Madrid usa al día entre 1,3 y 1,5 hectómetros cúbicos de agua, equivalentes a la que cabría en tres Bernabéus.

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