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Autorretratos con sentimiento

Margot Molina

Cualquier artista tiene una dosis de egocentrismo superior a la del resto de los mortales. Pero el mecanismo no consiste siempre en mirarse el ombligo, sino que a veces los creadores utilizan su propia imagen porque es lo que tienen más a mano para relacionarse con los demás, para transmitir sentimientos y estados de ánimo que, de otra forma, les resultaría muy difícil expresar. Ana Cantalapiedra, María Cañas y Gloria Prado son tres jóvenes artistas que trabajan en Sevilla y han optado por fotografiarse a ellas mismas como base de varias obras. La galería de arte sevillana La Caja China muestra el resultado de ese ejercicio de introspección en una exposición en la que las obras se mueven entre el atrevimiento y la ironía. María Cañas, sevillana de 27 años, juega con lo morboso y la seducción en su obra Algunas de tus fotografías son transparentes, una veintena de imágenes que forman parte de una serie más ámplia. "Es una parodia de la iconografía convencional sexista, en la que aparecen partes de mi cuerpo disfrazado como vampiresa, seductor, zorra, gigoló o cuerpos múltipes. Es como vestirse para ser consumido, una especie de autoerotismo", asegura María Cañas que actualmente participa en otras dos exposiciones en Sevilla. Cañas forma equipo con Juan Francisco Romero en La sustancia herencia, una muestra que puede verse en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y que ha levantado polémica por la utilización de los colores de la bandera española. Además es parte del equipo La Oreja de Plástico, uno de los tres colectivos que exponen en la Casa de la Moneda en Encuentros en la periferia. El discurso de esta artista busca siempre la reflexión a través de la provocación. "Los medios de comunicación utilizan imágenes que despojan de identidad al sujeto. Yo he llenado de contenido esas imágenes y he colocado abejas disecadas", dice Cañas para explicar su obra El libro negro de la información. Ana Cantalapiedra, madrileña de 27 años, expresa continuamente sus estados de ánimo y, de momento, atraviesa una etapa pesimista. En Rehacer-Me, una pieza formada por cinco instantáneas en blanco y negro, la artista va cubriendo su cara con acrílico hasta que la borra, así puede reharcela. La artista aparece tumbada en una bañera y pasa de la placidez a la angustia en Ahogar. El esquema del autorretrato y la secuencia se repite en piezas como Asfixia u Oprimir. "Me tomo siempre como modelo porque lo que intento reflejar son mis estados de ánimo y hacerlo con otra persona sería falsearlos", afirma Ana Cantalapiedra. La muestra, que cerrará la primera temporada de La Caja China el día 16 de julio, da un repaso a la forma de contemplarse que tienen los artistas. La ironía es el arma que emplea Gloria Prado, madrileña de 35 años, en las tres obras que presenta. Piezas como Desnudate para mí, en la que un modelo muestra los músculos "Aunque puede parecer un trabajo muy egocéntrico, es todo lo contrario. Yo intento ponerme en el lugar de gente de lo más variopinto", explica Gloria Prado que ha pedido a gente que se encontraba por la calle que posaran con una careta de su propia cara.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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