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CiU reabre el debate sobre el grado de su nacionalismo tras el revés electoral

Los resultados obtenidos por CiU en las municipales del domingo han llevado a la coalición a una revisión ideológica para evitar una catástrofe política en las autonómicas. Pero el análisis que hacen los líderes convergentes difiere mucho de las valoraciones de sus socios democristianos. Una vez más, el énfasis del mensaje nacionalista se ha erigido en eje de las disputas. Unió exige un cambio de rumbo hacia la moderación, mientras Convergència apuesta por mantener el actual discurso y redefinir la colaboración con el PP.

Ni Convergència ni Unió quieren llevar sus problemas domésticos demasiado lejos. Los dos partidos de la coalición coinciden únicamente en el fin: se impone clarificar el discurso. Pero discrepan en los medios. Cada parte tiene sus argumentos, repetidos hasta la saciedad cuando, en anteriores ocasiones, ha aflorado la polémica sobre la radicalización del mensaje nacionalista, cuya punta de lanza fue la Declaración de Barcelona, aceptada a regañadientes por los democristianos. "Las cosas han de cambiar forzosamente y ahora. Se está haciendo un discurso errático, contradictorio y vacío de ideas", comentaba un dirigente de Unió. "Los resultados han demostrado que el discurso nacionalista y progresista nos beneficia y hay que acentuarlo", rebatía un líder de Convergència. La colaboración institucional con el Partido Popular, cuyo exponente fue el pacto de gobernabilidad en el Congreso, no parece ser la raíz del problema, según las primeras valoraciones. Los perjuicios han venido de la mano de lo que un dirigente de CDC definió como "factor de connivencia", es decir, aquellas votaciones en las que CiU ha salvado de la quema política al PP. Un ejemplo: la reprobación del ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado, por el caos aeroportuario. El electorado ha castigado los continuos vaivenes de CiU; la separación entre la ideología y la práctica. Mientras se acentuaba el mensaje nacionalista, se pactaba en el Congreso y en el Parlament con el PP. Estos elementos se han hechos visibles, sobre todo en los resultados de Barcelona. La primera semana de campaña, Joaquim Molins dejó la puerta abierta a la colaboración con el PP. Días más tarde, el propio Jordi Pujol, públicamente, le corrigió. Un líder de Unió definió así la situación: "Esquerra Republicana ha de existir, pero nosotros nos debemos situar a una cierta distancia. Si radicalizamos el mensaje y después apoyamos al PP, lo único que hacemos es calentarle la bragueta del nacionalismo al votante. El salto espectacular de CiU, en militantes y número de votos, se produjo tras la desaparición de la UCD. Parece que en Convergència lo hayan olvidado", añadió el citado dirigente democristiano, quien calificó de "desastrosos" los resultados municipales en Cataluña. Desde Convergència, la visión era radicalmente contraria: "En Barcelona, el nacionalismo moderado lo representaba Molins, ése que quieren los de Unió. Esteve es el de la Declaración de Barcelona. Pues Esteve ha obtenido casi 30.000 votos más que Molins". Las fuentes de CDC consultadas apostaban por insistir ante el electorado en el mensaje nacionalista y progresista. Las dos visiones antagónicas se pondrán sobre la mesa el próximo lunes en la reunión del comité de enlace entre Unió y Convergència, aunque ayer ya hubo una avanzadilla en la entrevista que mantuvieron Josep Antoni Duran Lleida y Jordi Pujol. Desde Unió también se acusaba al candidato a las europeas, Pere Esteve, de capitalizar la campaña y los recursos económicos. "¿Cómo se pueden primar unas europeas sobre unas municipales?", se preguntaban ayer en la sede democristiana. Los dirigentes de Unió salieron ayer públicamente a reconocer los malos resultados en Cataluña. En Convergència lo harán hoy. El presidente del Comité de Gobierno, Josep Antoni Duran Lleida, reconoció algunos errores e hizo una llamada a los políticos para que recapaciten sobre el incremento de la abstención y de los votos en blanco. El líder de Unió afirmó que los resultados de ayer no son extrapolables a las autonómicas. "Peores resultados hemos superado", advirtió.

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