Entusiasmo alemán por lo jondo
Este fin de semana, las guitarras y el cante flamencos se han enseñoreado del Instituto Cervantes en Múnich. Una cosa insólita, que ocurría por primera vez por estos pagos. El motivo ha sido la presentación aquí del Festival del Cante de las Minas de La Unión, que este año, ante su XXXIX edición, está teniendo una excepcional salida al exterior. El primer día, viernes, se celebró un recital de guitarra de Francisco Javier Jimeno, quien en 1995 ganara en La Unión el primer premio en la especialidad. Es tocaor destacado tanto en el concierto como en el acompañamiento al cante, y en Múnich hizo un recital muy serio que a buen número de los asistentes -había gente llegada expresamente del exterior, incluso desde Francfort, a más de 400 kilómetros de distancia- les descubrió la profundidad del flamenco.
El sábado, el segundo concierto corrió a cargo de los hermanos Curro y Carlos Piñana, cantaor y guitarrista, respectivamente. Los dos han sido premiados en La Unión -Curro ganó la Lámpara Minera en 1998-, y son nietos de Antonio Piñana, el cantaor que en 1961 ganó el primer festival. Curro y Carlos Piñana hicieron un recital de gran belleza, con estilos de los cantes minero-levantinos y otros en que introdujeron letras de Borges, Ibn Arabí y García Lorca.
Hubo llenos absolutos, fundamentalmente de público alemán, lo que nunca había ocurrido en la historia del centro, y un gran entusiasmo en el auditorio, hecho nada frecuente en un público tradicionalmente poco inclinado a exteriorizar sus emociones.
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