Euskadi elige los 2.540 concejales y 153 junteros que guiarán las instituciones locales hasta el 2003 El desenlace de la disputa por Álava es la incógnita de más calado por despejar en las urnas
1.809.009 personas dirán hoy, con su presencia o su ausencia de los colegios electorales, quién gobernará y a qué alianzas se verán forzados los partidos, en los 250 municipios vascos y en las tres diputaciones forales. La fragmentación de la oferta política en Euskadi asegura que nadie se alzará, ni en los gobiernos provinciales ni en ninguno de los grandes ayuntamientos, con la mayoría absoluta precisa para gobernar en solitario. El tablero de las alianzas se despliega esta misma noche y los partidos tienen tres semanas para decidir ya que el 3 de julio se constituyen los consistorios y se eligen a los alcaldes.
Lo que los partidos han eludido decir en la campaña lo dejarán hoy perfilado las urnas: quiénes serán los protagonistas de los acuerdos que la voluntad ciudadana haga necesarios para conformar mayorías de gobierno. La votación dictaminará también si esas mayorías tendrán los mismos componentes en los tres territorios o si los pactos serán de distintos colores por imposición de los números. Algo bastante probable en la diputación alavesa y el Ayuntamiento de Vitoria, donde no sólo el PNV y el PP pelean con el margen de unas pocas décimas por el primer puesto, sino que puede darse un empate técnico entre nacionalistas y no nacionalistas. Los socialistas tienen su reto en San Sebastián, donde se juegan su permanencia al frente de la única capital en sus manos. ¿En cuántos municipios se hace posible y suficiente la traslación del acuerdo PNV-EA-EH? ¿Entra o no entra EH en las responsabilidades ejecutivas de la diputación guipuzcoana? ¿Cuál será la reacción de los nacionalistas si una mayoría diferente les sustituye en San Sebastián o Vitoria? ¿Qué futuro le espera al pacto de Lizarra y al que sostiene al Gobierno del lehendakari, Juan José Ibarretxe, si PNV y EA pactan con socialistas o populares para no perder la diputación alavesa? Ésas son algunas de las preguntas que estarán mañana sobre las mesas de las ejecutivas de todos los partidos, que perfilarán el tono y el contenido de sus respuestas. ETA, de nuevo al margen Son éstas las segundas elecciones que el País Vasco celebra con ETA al margen de la contienda política, lo que ha generado un ambiente diametralmente distinto al de otras convocatorias locales. Las anteriores, en junio de 1995, se celebraron con el recuerdo aún reciente del asesinato del concejal y diputado del PP, Gregorio Ordóñez, con el que la organización terrorista abrió su acoso a los ediles populares. En esta ocasión, los comicios se celebran a falta de sólo doce días para que se cumpla el primer año sin asesinatos y con el conocimiento público de que el Gobierno y ETA han empezado ya a hablar. Ello reafirma a los vascos en la percepción de que la situación de paz es algo cada vez menos precario y menos provisional. También algo a lo que por nada consentirían a renunciar. Serán también unos comicios a años luz, en cuanto a clima previo, de las autonómicas de octubre, celebradas bajo el síndrome de la declaración de tregua y de la firma del Pacto de Lizarra, con un enfrentamiento brutal de las fuerzas políticas agrupadas en dos bloques que ahora no han querido funcionar como tales. Las personas que votarán en las 2.569 mesas repartidas en los 812 colegios electorales de la comunidad tiene que elegir en una urna 250 ayuntamientos -51 en Álava, 88 en Guipúzcoa y 111 en Vizcaya- integrados por 2.540 concejales. 409 serán alaveses, 936 guipuzcoanos y 1.195 vizcaínos. Otra urna someterá a la voluntad ciudadana el destino de los 153 asientos de las Juntas Generales que respaldarán por mayoría a los diputados generales y los equipos de gobierno de los tres territorios históricos. Y una tercera sumará a los del resto de España los votos vascos para su representación en el Parlamento Europeo. Las cifras de 1995 La primera incógnita que se despejará es la de la participación electoral. De ella extraerán los partidos la lección de si el tono más sosegado mantenido en esta campaña resulta movilizador o, por el contrario, es la disputa agria lo que lleva a los ciudadanos a depositar su voto en las urnas. El incremento en la participación en las últimas autonómicas, tras una de las campañas más agresiva y crispada que se recuerdan, parece señalar en la segunda dirección: un 70% del censo ejerció su derecho al voto, elevando en diez puntos la media de afluencia a las urnas en anteriores convocarias autonómicas. La referencia inmediata de las precedentes elecciones locales, las de 1995, coloca el índice de participación en un 64,15%. Los resultados entonces proporcionaron 998 concejales y 150 alcaldes al PNV, 495 ediles y 22 alcaldías a HB, 312 y 26 respectivamente a EA y 239 y 17 al PSE. El PP obtuvo 166 concejales y 3 alcaldías, IU consiguió 72 ediles y UA 36 pero no presiden ningún municipio. Las candidaturas independientes se alzaron con 32 pequeñas localidades y tuvieron 236 concejales. Éstas son las cifras con las que se miden hoy las siglas que se someten a la evaluación ciudadana vasca. PNV y EA -solos o coaligados según los lugares- PP, PSE, EH, IU y Partido Humanista presentan candidaturas en los tres territorios, mientras ICV y UA son privativas de Vizcaya y Álava respectivamente. Las elecciones movilizan en Euskadi a 7.707 personas que integrarán las mesas electorales. 78 más componen las 3 juntas electorales provinciales y las 10 de zona y 1.329 representan a la Administración en las mesas. El Departamento de Interior ha establecido un dispositivo de seguridad en el que participarán 3.200 ertzainas. 1.800 de ellos estarán dedicados exclusivamente a la custodia de los colegios electorales y el resto realizará labores de seguridad ciudadana. Están también reforzadas unidades especiales como la Brigada Móvil y la de Helicópteros. Los agentes vascos estarán a disposición de los presidentes de mesa para mantener el orden en la votación, impedir la propaganda política en el recinto y sus inmediaciones y neutralizar cualquier incidente, coacción o violación del derecho al secreto en el sufragio. Los policías también ayudarán a facilitar el acceso a las urnas a personas enfermas o impedidas.
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