Cautela con la inflación
El repunte de la inflación se ha detenido en mayo. El nulo crecimiento del IPC permite reducir la tasa anual en dos décimas, hasta el 2,2%, y moderar la de los servicios al 3,4%. Los factores que explican este buen índice son el descenso de los precios de los alimentos y la buena evolución del transporte, vivienda y calefacción. Los temores sobre un rebrote inflacionista se han atenuado, y ésta es la buena noticia que cabe extraer del comportamiento de los precios en mayo. Pero una cosa es que el IPC de mayo enfríe los temores y otra dejarse caer de nuevo por el tobogán del triunfalismo. La sugerencia del secretario de Estado de Economía de que el buen dato de mayo se debe a las medidas antiinflacionistas adoptadas por el Gobierno el mes pasado no está respaldada por los hechos. El principal factor de depresión del IPC han sido los alimentos, ámbito en el que influyen poco las decisiones gubernamentales. Hay acuerdo entre los expertos en que tales medidas apenas reducirán la inflación anual en una décima. Además, el reverso del IPC de mayo es que la inflación subyacente -que descuenta la evolución de los alimentos sin elaborar y la energía- ha aumentado una décima, hasta el 2,5%. No es buen momento para el triunfalismo. La economía española está en el mismo diferencial de inflación con los países centrales europeos que en 1996. Lo más prudente es tomar nota de que el repunte de abril no ha continuado y advertir del riesgo de apostar a que no resurgirá. Cualquier otra predicción, como la del Ministerio de Economía de que "la tendencia alcista podría haber finalizado", tiene escaso fundamento.
