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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Frases de campaña

La cosa funciona así: cada mañana, el asesor especialista en frases de campaña inventa una, sonora y afilada, más o menos relacionada con la actualidad, y el líder la suelta por la tarde. El asesor del partido rival prepara una réplica que su jefe deslizará en cuanto pueda. En los medios de comunicación, singularmente en la radio, han ido surgiendo especialistas en glosar o criticar tales frases. Cada día esperan anhelantes la llegada de la ingeniosidad o la burrada del día: para partirse de risa o rasgarse las vestiduras, según lo que la audiencia espere. Demagogia es exactamente eso: buscar la complicidad con el público mediante la explotación de los sentimientos más primarios. Políticos y periodistas rivalizan en ese arte. Esperar un debate doctrinal, como finge querer Anguita, no sería realista. Pero nunca fue tan grande el contraste entre tantas elecciones y tan escasas ideas. Antes había especialistas en chocarrerías: Guerra fue brillante en esto. Luis Ramallo (PP) y Antonio Romero (IU) siguieron su estela con más voluntad que facultades. La novedad es que ahora todos les imitan. En esta campaña se ha visto de todo: que el presidente del Gobierno atribuyera a su partido el mérito de un año sin atentados de ETA; la transformación de la denuncia de los cazaprimas del lino en una batalla de dossieres destinada a sembrar la idea de que todo es corrupción. Los especialistas en guerra de frases llegaron a culpar a Felipe González de no haber evitado la de Kosovo, y a Solana, de ser un criminal. Es lamentable que González haya caído también en esta tentación. Decir que Anguita y Aznar son "la misma mierda" podrá admitir atenuantes, pero es más que un error. No fue en un acto público, y rectificó enseguida. Pero tampoco puede decirse que una comida con 200 asistentes sea una reunión privada; y un ex presidente no es un particular que pueda ir por ahí soltando lo que le viene a la boca. Es de esa actitud de lo que tenía que haberse excusado. Claro que eso no excusa la hipocresía con que Anguita puede a la vez pedir menos insultos y más debate de ideas, y entrar en él calificando a Solana de criminal de guerra. "En el sentido técnico del término", como añadió con aire astuto. El secretario general del PP, Javier Arenas, criticó ayer la expresión de González, pero se resistió a comentar el despropósito de Anguita. Algunos de los que se rasgan la túnica por la escatológica frase del ex presidente se consideraron en su día protegidos por el derecho a la libertad de expresión para decir de González que era el fundador de los GAL. Sin ir más lejos, Álvarez Cascos en octubre de 1996, cuando ya era vicepresidente. Y todavía estos días el PP de Asturias ha hecho un uso denigrante de la foto de Felipe González en el Supremo. Por supuesto que el problema no es sólo español, y que la saciedad frente a tanta demagogia explica en parte que sólo el 20% de los británicos haya votado este jueves en las elecciones europeas. Pero tienen razón los políticos que denuncian la responsabilidad de los medios en este deterioro. Muchos periodistas consideran que la verdad sólo es verdadera si es palpitante: si chorrea sangre, basura o sospecha. En cada final de campaña nos quejamos de que apenas ha habido verdadero debate, debate de ideas; pero cuando surge, su reflejo en los medios es mínimo. Y si alguien piensa que esto es una autocrítica, no le faltará razón.

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