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FIN DE LA GUERRA La resolución de Naciones Unidas

El G-8 aprueba el plan de reconstrucción para los Balcanes

Pilar Bonet

, Los ministros de Asuntos Exteriores del G-8 (los siete países más industrializados y Rusia), de la Unión Europea (UE) y de los países balcánicos y limítrofes a esa zona aprobaron ayer la concepción, los principios organizativos y las estructuras de un pacto para promover la estabilidad en el sureste de Europa. El pacto, que quiere ser una nueva versión del Plan Mar-shall, abre perspectivas de "integración" en "las estructuras euroatlánticas" a los países balcánicos, lo que supone la posibilidad de llegar a ser miembros de la UE (sin perjudicar a los países ya candidatos) y también de la OTAN. Rusia y EEUU discreparon sobre el papel que el documento da a la OTAN. En esencia, Moscú trataba de evitar que el pacto se transformara en instrumento de ampliación de la Alianza. La discrepancia se saldó con una frase en la que la OTAN y "un número sustancial de los otros participantes" subrayan el importante papel que la Alianza deberá jugar en la región. Mesa regional El pacto tendrá un coordinador especial, todavía desconocido y a nombrar por la UE. Su órgano gestor se llamará Mesa Regional del Sureste de Europa (MRSE) y bajo la tutela de ésta se organizarán tres mesas de trabajo: una dedicada a la democratización y derechos humanos; otra, a temas de seguridad; y una tercera, a reconstrucción económica, desarrollo y cooperación. El plan no da detalles sobre la cuantía de los gastos a abordar por esta última mesa, que colaborará con la UE y el Banco Mundial (BM) en la búsqueda de donantes. El BM y la Comisión Europea se encargarán de organizar una conferencia de donantes, para la que aún no hay fecha. Esta conferencia es independiente de los planes para reconstruir Kosovo. Tanto la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, como su colega alemán, Joschka Fischer, indicaron ayer que la ayuda económica a Yugoslavia estará condicionada a la democratización. Fischer dijo, sin embargo, que la ayuda "humanitaria" sería accesible a todos los países. Fischer consideró "muy importante" que no se repita la experiencia de Bosnia-Herzegovina. Ante periodistas españoles, Carlos Westendorp, representante de la UE para Bosnia-Herzegovina, manifestó que la Administración de Bosnia tiene tres millones de dólares (unos 470 millones de pesetas) de números rojos en el banco, debido a la morosidad de los donantes. "Éstas son las dificultades de las organizaciones que se financian poniendo el cepillo", señaló.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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