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Intelectuales cristianos critican "la grave hegemonía" del nacionalismo en la Iglesia vasca

"La paz no puede llegar de la mano del chantaje político ni del empecinamiento en una violencia ideológica que reemplace a la violencia armada". Con este mensaje se presentó ayer en Bilbao el Foro El Salvador, constituido por 50 intelectuales cristianos no nacionalistas "alarmados por la grave hegemonía del nacionalismo en la Iglesia vasca y el uso perverso que hoy se hace de la doctrina de la caridad y el perdón para amparar el fascismo de ETA". Propone para Euskadi un proceso de paz sustentado en la "verdad, justicia y perdón", premisas que se aplicaron para cerrar la guerra civil en El Salvador.

, Los promotores del foro, entre los que se encuentran el director del Instituto Vasco de Criminología, Antonio Beristáin, y el historiador Fernando García de Cortázar, ambos jesuitas, señalaron que el objeto de su manifiesto es plantear "unas pautas cristianas y democráticas" al proceso de reconciliación que se abre en Euskadi si desaparece la violencia de ETA. El colectivo exige que la organización terrorista se disuelva "sin contrapartidas políticas" y afirma que "no es aceptable, desde la ética política, un proyecto de construcción nacional que se cimenta sobre bases etno-culturales y que genera, necesariamente, procesos de exclusión incompatibles con el respeto a los derechos y libertades de los ciudadanos". Hasta el momento, el manifiesto del colectivo ha sido suscrito por medio centenar de intelecturales y profesores de las universidades públicas y privadas del País Vasco y Navarra, sacerdotes y seglares, que se presentan como "cristianos y hombres libres". Siguiendo las premisas aplicadas en El Salvador, el documento subraya que el proceso de normalización emprendido en Euskadi impone "reconocer los crímenes de ETA y del GAL, así como la vigencia del Estado de Derecho". "Ser consecuentes con la justicia nos obliga a honrar a las víctimas del terrorismo, a erigir monumentos en su memoria y rendirles homenajes públicos". Respecto a la exigencia del perdón, el colectivo sostiene que "debe ser pedido, no negociado". "ETA y sus cómplices políticos deben pedir perdón, arrepentirse del daño hecho y adoptar el propósito de enmendarlo". Consideran sus miembros que también debe pedirlo la Iglesia "por haberlas tenido tan olvidadas" y lo piden ellos mismos: "Por si guardamos silencio o por si nuestra palabra no fue antes pronunciada en una voz lo suficientemente alta". En este sentido, critican a las instituciones de Euskadi y a la Iglesia vasca por equiparar en nombre de la reconciliación a las víctimas del terrorismo con sus verdugos. "Tal equidistancia inflige dolor a las víctimas y encubre la responsabilidad moral de sus verdugos", dicen. Los firmantes del manifiesto añaden que se sienten "alarmados por la grave hegemonía del nacionalismo en la Iglesia vasca y el uso perverso que hoy se hace de la doctrina de la caridad y el perdón para amparar el fascismo de ETA y a sus cómplices políticos". Lamentan también "lo desatendidos que hoy se encuentran por la Iglesia los fieles que no son de ideología nacionalista y las propias víctimas del terrorismo". En este contexto, y refiriéndose a las elecciones del domingo, el foro ve "inaceptable" la inclusión en las listas de EH de "presuntos asesinos que se vanaglorian de tal condición" y señala que "semejante aberración desautoriza moralmente tal opción política, ofende gravemente a las víctimas y promete la perpetuación de la misma violencia". También considera "escandaloso el amedrentamiento al que han sido y son sometidos aún los ciudadanos no nacionalistas [a los] que les impiden presentar en libertad e igualdad de condiciones su opción política en las elecciones". Éste es el tercero foro que se presenta en el País Vasco desde 1997. Primero fue el Foro Ermua, formado por profesores e intelectuales no nacionalistas, que surgió tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco y que se sitúa en la senda del Pacto de Ajuria Enea. Semanas después nació el llamado Foro de Madrid, más próximo a las tesis del nacionalismo vasco sobre la violencia y que aboga por una solución dialogada del conflicto.

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