Los puntos de la discordia

Los militares serbios "intentaron negociar condiciones innegociables" y "sólo estaban dispuestos a hablar de algunos aspectos técnicos, no de otros", declaró el portavoz aliado, Jamie Shea. La Alianza sólo admite matices en su lista de exigencias sobre los procedimientos de la retirada serbia de Kosovo, no una discusión sobre los principios del acuerdo de paz, ni sobre las modalidades de su aplicación.

Aunque el portavoz no las detalló, fuentes oficiosas indicaron que la delegación serbia solicitaba tres o cuatro días más (once o doce, en vez de siete) para completar su repliegue, algo que quizá podría considerarse. Otros indicaban que incluso se habría opuesto a retirar "todas" las fuerzas, como prescribe el acuerdo de paz asumido por Belgrado.

Los militares yugoslavos discrepaban del número de sus soldados que podrían regresar a Kosovo, cifrado por el acuerdo en "algunos centenares" y concretado por la Alianza en una horquilla entre 500 y 600. Cifra quizá aumentable a algo menos de mil, pero nunca a varios miles, como reclamó algún interlocutor. Los generales serbios reclamaban además que sus uniformados fuesen armados, a lo que el general Michael Jackson se opuso. Se discutía la posibilidad de alguna arma corta, de autodefensa.

Un punto clave e inadmisible para los aliados fue la negativa serbia a entregar los mapas de las zonas minadas y peligrosas (búnqueres secretos...).