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Reportaje:

El plató del desierto

"El cine vino por azar y se fue cuando quiso". Esta frase del estudioso del séptimo arte en Almería, José Márquez Úbeda, resume la filosofía del libro que acaba de publicar a través del Instituto de Estudios Almerienses que lleva por título Almería, plató de cine. En casi 450 páginas aglutina una crónica de todos y cada uno de los filmes que escogieron el gran decorado natural de la provincia almeriense como escenario. El trabajo responde a la tenacidad, mezclada con afán detectivesco por parte del autor, para conseguir eso, la historia más completa de la pequeña Texas o California que albergó Almería en la década de los 60. El manual compila todo: presupuestos, planning de rodajes, anécdotas, comentarios de los actores y directores, fichas de las películas y una valiosa información gráfica de los grandes de la fotografía (Ruiz Marín, Pérez Siquier, Carlos Castellana, Neil Gemmell, Karl-Heinz Baumgärtner o Klaus Kampfer...). Las páginas analizan por décadas el "extraño" maridaje entre las tierras almerienses y el cine, allá por los años 50, pasando por el esplendor de lo 60 y la agonía, prolongada hasta el presente, iniciada en los 70. "Desde entonces Almería no ha levantado cabeza. Lo que se rueda ahora son mayormente anuncios publicitarios y en cuanto a películas no habrá más de tres o cuatro al año", dice el autor. Para explicar aquel milagro que hiciera desfilar por una provincia aislada e incomunicada -Almería carecía de infraestructura hotelera, de aeropuerto y de servicios- a personajes como Henry Fonda, Charlton Heston, Anthony Quinn, Orson Welles o Yul Brynner, Márquez Úbeda sitúa al lector con una explicación socio-económica del momento. "A pesar de que las carreteras estaban en malas condiciones y ni siquiera se había construido el alcantarillado, la hospitalidad de los almerienses, el paisaje virgen, su luz y los bajísimos costes de producción con salarios mínimos hicieron el resto". Tampoco escapan al manual historias de picaresca española, como la narrada en la crónica del espagueti western Les llamaban y les llaman dos sinvergüenzas (1972), durante cuyo rodaje un mozo y su borrico no se apartaron del objetivo de las cámaras "hasta recibir varios billetes verdes". Abusos de ésta y otra índole, que ofrecen un guiño socarrón a la publicación, venían siendo denunciados, no obstante, por los cineastas del momento desde muy atrás. Del trabajo realizado se desprenden también datos curiosos y nuevas reflexiones en torno al cine filmado en Almería. Amén de los famosos western (se rodaron en total 163), el listado de producciones y coproducciones se completa con las películas de aventuras (51), dramas (29), comedias (21), bélicas (16), históricas (12), de ciencia-ficción (9), bíblicas (6), policíacas (4), musicales (3) y hasta eróticas (2) y de terror (2). Las investigaciones para recabar información acerca de los rodajes se han centrado en lugares tan dispares como el Archivo Nacional del Ministerio de Cultura, el archivo de la Comisaría de Aguas o el Ministerio de Agricultura. La información más empírica se salpica de anécdotas de rodaje cuyas fuentes se reparten entre extras, especialistas de cine, taxistas, transportistas y un sinfín de profesionales que rodearon cada grabación en el desierto de Tabernas o en las dunas de Cabo de Gata. Películas como Hasta que llegó su hora (1968), Las petroleras (1971), La isla del tesoro (1972), Por un puñado de dólares (1964), Antes llega la muerte (1964), Lawrence de Arabia (1962) o El hombre que mató a Billy El Niño (1966), con la publicación de Almería, plató de cine, se desdoblan en la historia paralela.

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