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Málaga, continuamente en proyecto

Cuando Celia Villalobos (PP) llegó hace cuatro años a la alcaldía de Málaga se lamentó de que la ciudad hubiera pasado años discutiendo sobre proyectos que nunca se hacen realidad y de que los malagueños estuvieran, por eso, presos de la frustración. Durante su primer mandato, Villalobos ha mantenido una constante reivindicación, siempre frente a la Junta de Andalucía, que preside el socialista Manuel Chaves, a la que ha llegado a acusar de bloquear el desarrollo de la ciudad.Incluso durante la campaña, la alcaldesa sigue más interesada en mantener un alto tono crítico con la Administración autonómica que en debatir con sus adversarios directos, convencida de que ésta es una buena fórmula de ganar votos en una ciudad donde el discurso del agravio comparativo tiene un fácil calado y donde aspira a conseguir la mayoría absoluta que no obtuvo en 1995. La ciudad, cuya población se ha multiplicado por dos en 30 años, soporta aún importantes carencias en infraestructuras. La corporación tiene aprobados proyectos cuya realización requiere unos 100.000 millones de pesetas y que, según Villalobos, sólo será posible con la participación de inversores privados. En el debate electoral vuelven a repetirse viejas ambiciones como la integración del puerto en la ciudad, el desarrollo de la franja litoral occidental, el soterramiento de las vías del tren, la recuperación del cauce del río Guadalmedina, la ampliación del campus universitario de Teatinos, la eliminación de los depósitos de petróleo en el casco urbano, el trazado del tren ligero (tranvía), o la revitalización del centro histórico. Málaga es una ciudad constantemente en proyecto.

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Una mayoría en crisis

La oposición ya ha bautizado a Villalobos como María Maquetas. De su primer mandato deja tres: el parque ferial, el plan especial del puerto y La Coracha. Significativo es este último caso, un conjunto de casas en ruina bajo La Alcazaba que se proyectó convertir en centro cultural y turístico (museos, artesanía, mesones, hotel...) y al que se renunció una vez derribadas las casas. Desbloquear el futuro del puerto fue el primer objetivo de la alcaldesa, que ha conseguido aprobar por consenso el plan especial que contempla la liberación de dos muelles para convertirlos en un gran espacio de ocio y servicios cuyos proyectos están valorados en 60.000 millones.

El nuevo Plan de Urbanismo ha permitido una importante reactivación de la construcción en los últimos dos años, pero según el PSOE, se está repitiendo el modelo de desarrollismo de los sesenta. La principal obra de la alcaldesa, un túnel bajo La Alcazaba, ha estado envuelta en polémica por su utilidad y por el coste final, ya que la constructora reclama 200 millones más de lo programado. Los proyectos de todos los grupos políticos coinciden en consolidar la oferta turística de una ciudad que, pese a estar considerada la capital de la Costa del Sol, nunca ha sido por sí misma atractiva para los visitantes. El Museo Picasso, que se abrirá el año que viene con una importante donación de la familia del pintor, está llamado a ser el principal banderín de enganche. El PSOE ha propuesto que el año 2006, coincidiendo con el 125 aniversario del nacimiento de Picasso, Málaga sea declarada capital cultural europea. La rehabilitación de La Alcazaba, el Teatro Romano y la judería deben completar la transformación del centro histórico, donde aún queda otro debate por resolver: medio centenar de asociaciones ciudadanas reclaman que el Palacio de La Aduana, actual sede de la subdelegación del Gobierno, aloje el Museo de Bellas Artes, cuyos fondos están embalados en el ático del edificio. Curiosamente se trata de una petición que la propia Villalobos llevó en su anterior programa electoral y a la que renunció tras conocer la taxativa negativa del Gobierno.

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