Nuevo foro fotográfico
JOSU BILBAO FULLAONDO Biarritz tierra de imágenes es el nombre del festival fotográfico que se estrenó este último sábado en el Casino Bellevue de la localidad vascofrancesa. Se trata de una primera experiencia que quiere tener continuidad en el tiempo. La organización, a cargo de la asociación Imágenes y Días, ha elegido para la ocasión el tema de los viajes, haciéndolo coincidir con la celebración del 20 aniversario de la revista Geo, especializada en estos temas. La oferta incluye conferencias y debates, un salón del libros fotográficos, encuentros con distintos autores y, entre otra diversidad de actos, dos exposiciones. El encargado de dirigir este atractivo proyecto, que viene a cubrir un hueco en las cada vez más frecuentes actividades del sector, es Claude Nori (Toulouse, 1949), cuya experiencia hace augurar un buen futuro al evento. Este fotógrafo, autor de libros como Lotus Park, un ameno Vacances a l"italiennne o de una versión histórica sobre La photographie francaise. Des origines à nos jours, fundó también las prestigiosas revistas Camera International y Les cahiers de la Photographie. Su personalidad ofrece solvencia suficiente para una empresa de esta envergadura que viene a sumar sus influjos a los que se impulsan desde otros núcleos próximos de la comunidad autónoma vasca. Una de las exhibiciones esta dedicada a las Luces de Biarritz. Son nueve miradas distintas, interpretaciones subjetivas, que han captado con sensibilidad dispar las variantes que ofrece la iluminación del litoral realizada por Pierre Bideau, quien puso también los focos a la Torre Eiffel y a la Expo de Sevilla. Desde su perspectiva intelectual Jeanloup Sieff, pasando por Martine Mougin, el dinámico reportero Jacques Pavlovki, Winnie Denker, el diseñador de moda Karl Lagerfeld o el propio Claude Nori, nos ofrecen visiones subyugantes de espacios exteriores marcados por el misterio de la noche. Las olas de la playa alcanzan otro relieve, un efecto de bruma desdibuja el perfil de la roca donde resalta la estatua de una virgen encendida, el túnel del paseo guarda espacio en su penumbra para el beso de dos enamorados, los edificios se proyectan sobre el mar para suavizar en el espejo salino sus perfiles altaneros. Auténticos poemas de nocturnidad escritos por la luz artificial que realza la belleza de la costa. 20 fotógrafos alrededor del mundo es la otra muestra que en su diversidad contrasta con la anterior. La cifra coincide en el aniversario y se convierte instintivamente en homenaje ampliado a todos los fotógrafos que han hecho posible la aparición de la revista Geo durante cuatro quinquenios. Los autores son de verdadera gala. El veterano Marc Riboud se ve rodeado de Giorgia Fiorio, Catherine Henriette, Martin Parr o por la delicadeza colorista de Bruno Barbey entre todo un staff de primer orden. Las tomas resultan de lo más variopinto. Herederas de la exploración fotográfica del mundo, iniciada desde el descubrimiento del daguerrotipo, nos depositan ante un turbulento torrente de imágenes que llega a desconcertar. Nos llevan de un lugar a otro sin el mínimo asueto, a la velocidad de la luz, y terminan por aturullarnos. Son retazos de reportajes que, bien seleccionados, no terminan de enseñar su verdadero contenido, el valor íntegro del trabajo realizado. Dejan escapar las esencias globales del carnaval brasileño, los matices del lenguaje erótico de las flores, la prolongación de una mirada fascinada y sensual sobre los toreros, o los secretos del vudú haitiano. Puede entenderse si se trata de una provocación premeditada del comisario expositor para incitar al espectador a terminar la historia por sí mismo. En ese caso, sin dejar de ser arriesgada, es una idea acertada. Un paso que aproxima a la intervención interactiva del receptor sobre el combinado espacio, tiempo y actor. Un planteamiento adecuado a los tiempos y permitido por la tecnología. Una nueva ventana digital abierta a la creatividad icónica sobre la que se debe experimentar.
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