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Muere Juan Bienvenida, el menor de una dinastía gloriosa del toreo

"Mereció mejor suerte, pero nadie le ha oído lamentarse de su desgracia". Así rezan las últimas frases que en Historia del toreo Carlos Abella dedica a Juan Bienvenida. Ayer murió en Madrid -alrededor de las ocho de mañana, según un familiar- el diestro nacido en Sevilla el 31 de julio de 1929 a consecuencia de una enfermedad que padecía desde hace seis años. Juan Mejías Jiménez era el menor de la dinastía Bienvenida, quinto de los hijos, todos toreros, de Manuel Mejías Rapela, Papa Negro.Juan Bienvenida tomó la alternativa en Barcelona el 24 de abril de 1955. Un doctorado que recibe de manos de César Girón con Pedro Martínez Pedres de testigo. Su carrera de matador se prolongaría hasta 1963. Toda su trayectoría profesional, además de por los triunfos de novillero en Barcelona y sus primeros éxitos en la madrileña plaza de Vista Alegre, está marcada de forma fatal por una lesión de la que nunca se recuperaría de forma completa: en Almendralejo (Badajoz), un pezuñazo de un toro de Miura le deja una herida en el pie derecho en 1958.

Pese a formar parte de la familia Bienvenida, sus inicios en el mundo de los toros no fueron fáciles. Desde el principio, su padre se opuso a que el menor de la dinastía siguiera los pasos de sus hermanos. No en balde, cuando Juan decide hacerse torero, ya han muerto de forma trágica Rafael y Manolo. Pese a ello, el 1 de abril de 1945 se viste de luces por primera vez en Motilla de Palancar (Cuenca) y debuta con picadores en La Roda (Albacete) el 3 de mayo de un año más tarde. Pronto conocerá el triunfo en Barcelona y, de paso, probará la hiel de las cogidas el 30 de marzo de 1947 en la misma plaza. El año siguiente la tónica se repitiría y al lado de brillantísimas actuaciones, llega a sufrir hasta tres percances de forma consecutiva. De todo ello, se repondría para presentarse en Madrid el 22 de septiembre de 1949. Dos años más tarde, el exceso de castigo recibido y la poca fortuna en sitios punteros, le hacen retirarse.

Una decisión que se revisaría en 1953, año en que reapareció en Madrid. La confirmación de la alternativa tendría lugar el 26 de septiembre de 1956 con Alfonso Merino como padrino. Las crónicas recogen su fino arte y maestría al lado de su probada habilidad y arte para el tercio de banderillas. De la misma manera, las negras estadísticas le reservan un espacio destacado. Quito (Ecuador) o Valdepeñas (Ciudad Real) son dos de las plazas en las que es corneado de forma grave. Éstas y la lesión citada del toro de Miura hacen que la carrera de Juan Bienvenida se detenga de forma definitiva en 1963. En 1970 intentaría reaparecer pero las molestías de la herida en el pie se lo impedirían.

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